Los problemas de reglajes de Mercedes situaban al Ferrari de Kimi Raikkonen (Ferrari), segundo en la parrilla, como favorito para ganar el GP de Malasia, pero algo falló ayer en el motor del coche de Maranello en la vuelta de formación. Lástima, porque los coches rojos fueron los más rápidos, de largo, en Sepang. Sebastian Vettel (Ferrari) que arrancaba último, remontó hasta rondar el podio, y cruzó la meta cuarto, por detrás de Lewis Hamilton (Mercedes) y Daniel Ricciardo (Red Bull), minimizando los daños en la lucha por el título, ahora a 34 puntos, del inglés. Ninguno pudo con el hombre del día, Max Verstappen (Red Bull), que ganó su segunda carrera en F-1 un día después de cumplir 20 años.

ALONSO, UNDÉCIMO

Ricciardo, con una pieza aerodinámica colgando de su Red Bull, trabajó a fondo para aguantar a Vettel en las vueltas finales, cosa que no pudo hacer Valtteri Bottas, la mayor decepción de la jornada. El finés acabó quinto, a un mundo de la cabeza y con la imagen de no haber aguantado ni una vuelta a Vettel en su remontada.

Lejos de lanzar las campanas al vuelo, Hamilton dio un toque de atención a Mercedes: «Tenemos trabajo que hacer. Aunque hemos sacado un gran partido a lo que tenemos hay algunos problemas realmente importantes que no puedo explicar», reconoció el inglés, que cree que «con cinco carreras por delante, Vettel puede ganar».

Carlos Sainz abandonó por problemas de motor cuando era séptimo, mientras que Fernando Alonso (undécimo), con una evolución aerodinámica que no funcionó, no pudo entrar en los puntos, algo que sí logró su compañero Vandoorne, con la versión anterior del McLaren-Honda. El piloto asturiano se las tuvo con Magnussen, de quien Hülkenberg dijo hace unas semanas que es el piloto más antideportivo de la parrilla. «Todos estamos de acuerdo en cuanto a su pilotaje, así que es 19 a 1», soltó.