No hubo carrera, como tampoco hubo entrenamientos para la pole el sábado cuando los dos Ferrari dominaron a placer en las calles de Mónaco donde la Scuderia demostró, ahora sí, poseer un coche capaz de amargarle la temporada a la fabulosa y dominadora Mercedes, que ya no tiene suficiente ni con el poder de su motor ni con el carisma y manos de Lewis Hamilton, aún campeón, que ayer, en Montecarlo, tuvo que conformarse con una discreta séptima plaza partiendo desde el puesto 13º.

Tanto Sebastian Vettel, brutal, como su compañero Kimi Raikkonen, que, nueve años después lograba la pole, hicieron una auténtica demostración del poderío de los monoplazas de Maranello, que llevaban 16 años sin ganar en Mónaco (Michael Schumacher fue el último, en 2001), con el tetracampeón alemán en el primer puesto y adquiriendo todavía más ventaja en el campeonato. Vettel logró su tercer triunfo (Australia, Baréin y Mónaco) en seis grandes premios y tiene ya 25 puntos de ventaja (una victoria, un gran premio completo) sobre el campeón inglés Lewis Hamilton, ganador en China y Barcelona.

La salida fue, sí, para Raikkonen, que aguantó el ataque de su compañero Vettel, que, en ningún momento, puso en riesgo ni su victoria, que ya se presagiaba porque durante todo el fin de semana tuvo más y mejor ritmo que Iceman, ni la segunda plaza de su compañero finlandés. A partir de la arrancada, Vettel simplemente esperó que se cumpliera la estrategia de Ferrari, que mandó parar primero a Raikkonen y, luego, a Vettel, dejando en pista al alemán con tiempo suficiente para que exprimiese su primer juego de neumáticos en varias vueltas velocísimas y regresar a la pista por delante de su colega de box.

la reacción/ Lo demás fue dar vueltas y más vueltas a las calles de Mónaco, con un Hamilton (Mercedes) recuperándose, de la 13ª plaza a la séptima, justo por detrás de un extraordinario Carlos Sainz (Toro Rosso), que acabó en los puntos y soportando en su aliento la fuerza de Hamilton, que trató, al final, de superarle.

La carrera terminó en una gran fila, pues, a falta de 15 vueltas, Jenson Button (McLaren-Honda), que empezó la carrera de Mónaco recibiendo, a través de la radio de su casco, un cariñoso mensaje del bicampeón español Fernando Alonso desde Indianápolis («que tengas mucha suerte, cuida mi coche»), catapultó, a poca velocidad, justo en la entrada del túnel de Mónaco, el Sauber de Pascal Werhlein, que acabó apoyado en el muro, vertical, sobre sus dos ruedas izquierdas y con el piloto tocando el muro, sin problemas, pues no le pasó nada.

En esas 15 últimas vueltas se disputó un mini gran premio, los pilotos mostraron sus mejores manos, siempre con Vettel (Ferrari) liderando el grupo compuesto por Raikkonen (Ferrari), el trío que peleaba por el tercer puesto del podio (Ricciardo, Bottas y Vertsappen) y, detrás, el duelo entre Sainz y Hamilton por la sexta plaza. Al final, pese al agresivo pilotaje final de Verstappen, que llevaba las ruedas más nuevas, Ricciardo aguantó la tercera plaza y Bottas la cuarta, del mismo modo que Carletes Sainz pudo soportar el empuje de Hamilton, que no pudo con el buen hacer del madrileño, que concluyó en una prestigiosa sexta posición en un circuito tan difícil como Montecarlo.