Con 17 años y cuando todavía militaba en el Levante, Vicente, entonces Vicentín, probó una semana con el Real Madrid. No convenció en la casa blanca y sólo le ofrecieron jugar en el filial, algo que rechazó. "Para eso me quedo en el Levante", debió pensar. Acertó de pleno. Poco después, el Arsenal le puso una oferta en firme sobre la mesa, aunque la insistencia de Jaime Ortí, por entonces vicepresidente del Valencia y hoy máximo mandatario, además de los deseos del jugador le hicieron dar el salto al otro equipo de la ciudad, donde tras tres temporadas a buen nivel ha explotado en la actual. Volvió a acertar con su decisión.

Nacido en Benicalap, un barrio de Valencia, y de una familia humilde, Vicente, de 22 años y que ya ha sido 20 veces internacional, no se ajusta a los estereotipos de una estrella. Su juego sí lo hace. Tímido e introvertido fuera del campo --aspecto en el que le está ayudando a mejorar su novia, como él reconoce-- es todo un caudal de fútbol sobre el césped y una de las claves de la gran temporada valencianista.

Futuro valencianista

Es cierto que el chaval ya apuntaba maneras. Internacional en todas las categorías, saltó a la fama cuando Pedro Villarroel, máximo accionista del Levante, le puso una cláusula con 18 años de 30.000 millones de pesetas (180 millones de euros). Era una cifra simbólica, pero ya dejaba claro la consideración de joya que tenía antes de llegar al Valencia (00-01), donde está en su cuarta temporada. En las tres anteriores su papel fue en progresivo aumento y hasta rozó ir al Mundial de Corea poco después de lograr la Liga --Camacho no lo convocó y siempre ha reconocido que el palo fue enorme--, pero ha sido en la actual, superadas sus molestias en el pubis y eliminada la competencia del Kily González, donde ha dado el salto a futbolista de talla mundial.

Lleva diez dianas --más que en los tres cursos anteriores juntos--, suma siete asistencias, es uno de los jugadores que más faltas recibe... Todo un problema para las zagas rivales y un sustento para el Valencia.

Eso no ha pasado desapercibido. El Barcelona ya ha llamado varias veces a su puerta, como también varios equipos italianos e ingleses. Pero él, cuando le quedan tres años de contrato, tiene claro que no se mueve del Valencia. ¿Acertará también en esa decisión?