--¿Qué sensaciones tiene en sus primeras semanas en el Alavés? Ha jugado los cuatro partidos...

--Estoy muy bien, tanto el club como los jugadores me recibieron con los brazos abiertos. El equipo ha empezado bien, aunque podríamos llevar algún punto más. Los técnicos me han dado plena confianza y uno agradece esto para poder desarrollar sus cualidades.

--Se la hará raro jugar en La Romareda con otra camiseta...

--Sí, pero es un partido más. Me lo tomo con naturalidad. Está claro que el escenario del partido es La Romareda y eso le va a dar un toque especial a mi propio encuentro. Es un campo al que he ido desde que tenía dos o tres años y siempre va a ser especial volver, sea con la camiseta que sea.

--¿Qué recibimiento espera del público zaragocista?

--No lo he pensado, sinceramente. Lo primero, porque no sería quién para decirle a la afición del Zaragoza, que tantos años lleva viendo buen fútbol en La Romareda, cómo tienen que actuar. Sé que voy a mi casa, con la que considero que es mi familia. Y como en una familia hay momentos buenos y momentos malos, ha habido gente en el Zaragoza que me ha mostrado su cariño y también gente que me ha criticado. En el deporte las críticas también son buenas. El que me haya apoyado en esta etapa me aplaudirá y el que no lo ha hecho, pues no.

--Si marca, ¿lo celebrará?

--No celebraría un gol en La Romareda, simplemente por respeto a la afición, al club y a mi ciudad. Pero ojalá lo consiga.

--La temporada pasada jugó bastantes minutos. ¿Qué recuerdo cree que dejó en el aficionado?

--Malo, porque todo en el entorno fue malo. Se dieron situaciones muy complicadas para la afición, el club y los jugadores. Ellos la recordarán como una temporada mala como yo la recuerdo mala también. Nadie recordará a ningún jugador del año pasado. Lo único positivo fue salvarse.

--Ya con perspectiva, ¿cómo valora los problemas que hubo?

--Durante la semana no se hablaba del partido. Todo eran situaciones extradeportivas, de jugadores que a los que no querían, enfrentamientos jugadores-directiva, afición-jugadores, afición-directiva. Eso impedía que el equipo diera el 100%.

--Ese caos también fue la causa de su salida...

--Sí, aparte de que después de la temporada que había pasado consideraba que mi ciclo en el club había acabado. Cuando me voy, la situación del equipo es que no tiene nada, ni dirigentes, está más cerca de desaparecer que de vivir. Por suerte, el Real Zaragoza sobrevivió, corren mejores tiempos que antes, hay un gran equipo y un gran entrenador y con eso me quedo.

--Y no cierra la puerta a un posible regreso al club...

--Cuando me despedí a través de una carta dije que algún día seguro volveré. Simpemente di por cerrada esa etapa.

--Como zaragocista, ¿la marcha de Agapito es una alegría?

--Sí, era la única solución para la supervivencia del club. Ya no voy a hablar de él, que es pasado, pero imagino que su pésima gestión no fue a propósito. Lo hizo todo mal, pero también hubo personas que le guiaron por el mal camino y todo eso desembocó en lo que hemos vivido estos años. Ahora el club tiene nuevas ilusiones y hay que vivir ya el presente, que es mejor.

--Al irse, dijo que quería que entrase la Fundación 2032. ¿Cómo valora sus primeros pasos?

--Estaba en lo cierto. Han sido quienes han salvado al club del drama de la desaparición y, aparte de esto, el equipo que han conseguido construir en tiempo récord gracias a la labor de Víctor Muñoz y Martín González es increíble. Es un equipo claramente aspirante al ascenso.

--Pero los resultados no llegan.

--Es muy pronto para que los números sean determinantes. Si analizas los partidos profundamente, el Zaragoza podría llevar nueve o diez puntos de 12. El partido del Mini Estadi es muy engañoso, por ejemplo. Sería un error ante un equipo tan nuevo y tan bueno solo mirar los números.

--La cantera sigue abriéndose hueco. La sensación es un central, Vallejo. ¿Qué opina de él?

--Salió de la misma cantera que yo, del Oliver, así que lo conozco hace muchísimo tiempo. En entrevistas que me han hecho en el pasado, lo he nombrado. Con 17 años está demostrando tener un potencial increíble y la proyección que tiene. Es ya una realidad, pero tanto el club como los medios de comunicación deben cuidarlo muy bien. Si esto ocurre, va a ser un emblema en el Zaragoza en los próximos años.