La continuidad de Víctor Muñoz en el Real Zaragoza pende de un hilo, de un hilo muy fino para ser más gráficos. La directiva sopesa desde el sábado los pros y los contras de una destitución que tiene en las otras urgencias que vive la entidad --el final del ERE y sobre todo y primordialmente el conflicto con Hacienda-- el mayor sustento para el entrenador, incluso casi el único se podría llegar a decir.

El distanciamiento es absoluto, pero el Zaragoza anda enfrascado en otras cuestiones de mayor calado y eso hace que, ahora mismo, Víctor Muñoz tenga bastantes más posibilidades de sentarse en el banquillo ante la Ponferradina que de no hacerlo. Con todo, el desafío en la rueda de prensa del sábado en Soria --"Si queréis me voy mañana mismo. Hacéis una votación y no hay ningún problema. Y esto es para todos", dijo-- solo ha aumentado la situación muy delicada para Víctor, más débil que nunca y que también está en el punto de mira de un sector más o menos importante de la grada.

Puede no sentarse ante la Ponferradina si el club decide cortar por lo sano o si la situación se hace irrespirable en estos días. Pero es poco probable que suceda eso. Si llega a esa cita del domingo, ¿perdería ese puesto entonces en caso de no ganar? Su escasísimo crédito ya quedaría dilapidado del todo, pero de nuevo dependería en gran medida de la coyuntura, de si, por ejemplo, el convenio con la AEAT está pactado o rubricado.

REUNIÓN DEL CONSEJO

Para hoy está previsto un consejo de administración, al que no asistirá alguno de los consejeros y que tiene como tema principal la negociación con Hacienda, pero también se hablará de la situación deportiva y el distanciamiento y la falta de confianza entre el club y Víctor parece insalvable, como si el adiós del entrenador fuera algo hecho a lo que solo falta ponerle la fecha y la hora. Martín González, director deportivo, ha estado fuera, en Brasil, y regresa hoy, pero está al tanto de todo lo sucedido.

Esa distancia entre los responsables deportivos de la entidad zaragocista y Víctor ha sido notoria desde casi el principio, desde el mismo mes de agosto, pero tampoco es que el entrenador haya mantenido relaciones fluidas con el resto de dirigentes del club aragonés. Además, el Zaragoza se ha derrumbado en los últimos partidos y las heridas se han hecho más visibles con los malos resultados.

LA DECISIÓN

El club decidió dar continuidad a Víctor en verano por no aumentar el grado de revolución a todos los niveles que vivía la entidad, pero de ahí a que confiara en el entrenador mediaba un abismo. Y la falta de sintonía, en la definición de objetivos, en los canteranos, en la utilización de jugadores... no tardó en aparecer. Y no ha dejado de crecer, pero aquella racha de siete partidos sin perder y 17 puntos de 21 la tapó, la puso en un mentiroso segundo plano.

Víctor siempre ha reaccionado a la defensiva cuando este año se le ha preguntado por su futuro, por el grado de confianza del club en él, pero el sábado en Soria sus respuestas obedecen a un claro nerviosismo. Decir que el Zaragoza jugó en cómputo global el mejor partido de la temporada o lanzar ese desafío a todos, como insistió, en forma de votación, y teledirigido al club, son expresiones que reflejan a un entrenador superado y que ve cerca su despido. Además, el Zaragoza en Soria dejó de competir tras el primer gol, una de las pocas virtudes que le quedaban

Víctor llegó a la sala de prensa después de un paso por los vestuarios donde, según testigos presenciales, también estuvo nervioso, mostrando su enfado y en el que soltó las mismas frases sobre la votación de su continuidad que ante los medios. De hecho, en su comparecencia se le llegó a entrecortar la voz, lo que bien pudo ser fruto de ese nerviosismo y alteración.

EL SUSTITUTO

Desde la entidad se asegura que no se ha hablado directamente con ningún sustituto, pero también se afirma que se tiene claro el perfil del relevo, donde en buena lógica la decisión de Martín González será vital y que, llegado el caso, el técnico elegido estaría marcado. Es decir, un entrenador de carácter, que sepa levantar al equipo, pero que también sea capaz de ser un hombre con pensamiento de club, con visión global de proyecto, uno de los defectos que se le achacan a Víctor.