El Tecnyconta Zaragoza ganó el partido de ayer porque enfrente estaba el ICL Manresa y tuvo que sufrir hasta una prórroga porque es el Tecnyconta. Porque fue incapaz de imponerse con autoridad a un rival que exhibió pocos argumentos y que se fue desmoronando conforme pasaban los minutos, porque ni siquiera supo aguantar una ventaja de 15 puntos, 15, a falta de siete minutos para el final, ni una de 6 con 18 segundos, 18, por delante, porque en el último cuarto encajó 29 puntos, 29, del colista, porque su juego fue bastante pobre. Solo defendió con verdadera intensidad en la prórroga, solo supo leer cómo encontrar su ventaja exterior en el añadido. Solo entonces pudo ganar el partido (87-77), lo único bueno.

La victoria rompió la racha de tres derrotas consecutivas del equipo y será positiva si, al menos, sirve para que se quite el peso que llevaba encima, para que se libere de tensión y temple los nervios. Porque ni siquiera fue útil para resolver las dudas que había dejado las últimas semanas. Al contrario, aún arrojó alguna más. El Tecnyconta jugó mal, ofreció un baloncesto pobre, con excesivas dificultades en el cinco para cinco, con un paupérrimo acierto exterior. Le costó generar ventajas, construir juego, incluso correr cuando recuperaba balones o los perdía Manresa. El partido resultó un espectáculo prescindible que, para colmo, se alargó en el tiempo.

Al equipo se le acumulan los problemas. Los tiene en la base, con un Bellas desconocido en la dirección del juego que ni anota ni asiste. Y sin el madrileño en plena forma se resiente también la defensa. Los tiene para encontrar a sus mejores jugadores en ataque, para solventar los partidos, para encontrar a quien quiera asumir la responsabilidad en los momentos decisivos. La cuestión ya no es no saber resolver un final apretado, sino permitir un final apretado después de tener el partido ganado.

El equipo aragonés no estuvo cómodo en ningún momento. Comenzó a remolque, como tantas veces (Casadevall ya tuvo que parar el partido a los cuatro minutos con 2-9 en el marcador) y se perdió buscando unos triples que no hubo manera de encontrar. Anotó Bellas el primero y después fallaron todos los demás. Aun así, al Tecnyconta le costó darse cuenta de que su ventaja podía estar por dentro, con un Norel cada día más en forma que acabó siendo de lo poco salvable del equipo. La igualdad se mantuvo en el marcador durante los primeros 20 minutos fruto del cúmulo de errores de ambos equipos.

Solo cuando el Manresa se fue desplomando poco a poco y el Tecnyconta encontró a Norel pudo sacar una ventaja que parecía la definitiva (60-45). Nada más lejos de la realidad. Al Tecnyconta le quemó el balón en las manos y el Manresa fue todo corazón para ir limando poco a poco la diferencia. Lo hizo con un parcial de 2-9 en el último minuto del choque, con un tres más uno de Cvetkovic y con una canasta de Machado sobre la bocina que generó una leve protesta en la grada, ya con numerosas ausencias. Sin embargo, el público animó a los suyos en la prórroga, incluso disfrutó de las acciones de Norel y del único triple de Gecevicius. Lo único bueno fue la victoria.