En medio de la lucha del fútbol español contra los violentos, que se ha intensificado tras la muerte del hincha del Deportivo Francisco Romero Taboada Jimmy en un enfrentamiento con los miembros del Frente Atlético, llega este domingo uno de los duelos con permanente calificación de alto riesgo por la Comisión Antiviolencia, un Osasuna-Zaragoza que ha generado incidentes en los últimos tiempos cuando no hace mucho, hasta los 90, era un duelo festivo y de hermandad: "Hay que recuperar lo que hacíamos con nuestros padres, la posibilidad de ir a Pamplona a disfrutar del día y del partido, que se viva la misma hermandad que sucede ante el Numancia", dice Christian Lapetra, presidente del Zaragoza.

En ello andan en el club aragonés, en Osasuna y también en las dos federaciones de peñas. De hecho, desde la del Zaragoza se han completado dos autobuses después de muchos años de que no viajaran a Pamplona más aficionados que los radicales.

Fresco en la memoria está lo sucedido, por ejemplo, en octubre del 2011, cuando un objeto impactó en el autobús zaragocista, o durante el partido, cuando Lanzaro y Zuculini respondieron a los insultos de la afición osasunista mientras calentaban y se les abrió expediente por parte del Comité de Competición. Por no hablar de los cánticos e insultos que se escuchan todos los años desde las hinchadas más radicales en ambos estadios, en El Sadar y en La Romareda: "Quedan muchos pasos para esa normalidad y habrá quien no quiera sentirse identificado con este intento de normalización pero quedará retratado y, desde el Zaragoza, tenemos claro que el que no nos represente en una forma de animar y de comportarse quedará expulsado. Vamos a tener tolerancia cero ante determinadas actitudes. El fútbol es pasión y es respeto", recalca Lapetra.

El máximo dirigente zaragocista no tiene duda de que los cánticos contra la Virgen del Pilar y contra Aragón van a dejar de oírse en El Sadar, que la Liga va a tomar cartas en el asunto: "Las medidas antiviolencia se han endurecido mucho para los clubs y también para los propios aficionados. Es el momento sí o sí. Hay un auditor de la Liga que recoge todo lo que sucede al detalle y estoy seguro de que, si se vuelven a dar esos cánticos, quedarán reflejados y la Liga adoptará las medidas", sentencia.

Desde la Federación de Peñas del Real Zaragoza también se espera que el completar dos autobuses sea el primer gran paso hacia la normalización en estos partidos: "Nos hemos quedado gratamente sorprendidos de la respuesta de los zaragocistas, ya que ha quedado hasta una lista de espera", explica José Vicente Casanova, que recuerda que en el último partido en Pamplona entre ambos, en la temporada 12-13 en Primera, "ya fuimos una avanzadilla de unos 30 y fue una buena experiencia. Se trata de ir dando pasos. No sabemos si son de cinco metros o de cinco centímetros, pero la gran mayoría de las dos aficiones quiere recuperar un espacio que se le ha usurpado y que ha supuesto no poder viajar con el equipo".

Recalca Casanova su seguridad en que este viaje a Pamplona "saldrá perfecto", porque está todo planificado entre las peñas, los clubs y el coordinador de seguridad. "El deseo es que el siguiente partido en Pamplona en vez de dos sean ya cinco o seis autobuses. O más. La federación quiere recuperar los lazos de amistad con todas las aficiones y con Osasuna ese objetivo está remarcado aún más en rojo. Hay que lograrlo sí o sí".