Creció mientras su padre, Jean-Paul Van Poppel, era el terror de los esprints, uno de los grandes velocistas de todos los tiempos, que marcó una época y consiguió nada menos que nueve victorias en el Tour, otras nueve en la Vuelta y cuatro en el Giro, en la década de los 80 y los 90.

En 1987, se enfundó en París el jersey verde de la regularidad. En casa, con la madre también ciclista y con un hermano que corre en bici, no se hablaba de otra cosa que no fuera ciclismo, en una familia ilustre en este deporte. Este jueves, en Lleida, Danny van Poppel ha conseguido la victoria al esprint.

Fractura de tobillo

Ha sido una jornada de aparente calma, después de la brutalidad de ascensos registrados en la etapa de Andorra. El que estaba cansado ha tenido que disimularlo o ha debido esconderse en medio del pelotón para ir a rueda, protegido y llegar lo antes posible a Lleida donde la fuga del día fue capturada a apenas 300 metros de la abarrotada llegada.

La Vuelta despidió Andorra sin la gran figura de Chris Froome, con una fractura en el tobillo y desmoralizado porque quería pelear por la victoria. "Estoy muy triste. Tenía marcada la etapa de Andorra. La quería ganar y ahora debo buscar la mejor terapia médica para recuperarme lo más pronto posible". Froome viajó a Barcelona y desde allí, vía aérea, a Niza ya que vive en Mónaco, al lado de la capital de la Costa Azul.

Este jueves y el viernes, en Tarazona, son días de recuperación, con Fabio Aru al frente de la general y Purito Rodríguez en segunda posición, ante el nuevo examen de montaña, en Cantabria y Asturias, entre el sábado y el lunes.