No ha cambiado el paso de los días y la recta final del mercado la posición de Cezary Wilk, al que se le comunicó a principios de agosto que, si tenía una oferta interesante, el club le iba a facilitar su salida para disponer de más margen con el que acometer otros fichajes.

Sin embargo, el centrocampista polaco mantiene firme su deseo de seguir en el Zaragoza y desde su entorno se descarta por completo cualquier novedad en forma de despedida en los tres días que restan hasta el 31 de agosto. Así, su intención es cumplir el año de contrato que le resta y hacerse un hueco en el once de Milla, aunque en su puesto, el de pivote defensivo, Zapater es por ahora indiscutible y Erik Morán es la otra alternativa.

Wilk volvió el sábado a tener minutos en partido oficial en el tramo final del partido en Lugo después de lesionarse de gravedad en la rodilla a finales de octubre pasado en Montilivi. Esa lesión, que le tuvo de baja el resto de la temporada pasada, era una dificultad añadida para buscarle un destino, que podía estar en la Liga polaca. Sin embargo, el jugador ha descartado volver a su país y no ha tenido ninguna oferta que pudiera ser interesante.

El club quería intentar en el tramo final del mercado incorporar a un centrocampista ofensivo --al margen de las obligadas llegadas de un delantero y un central--, pero ese deseo pasaba, al menos en parte, por darle salida a Wilk, liberando su salario. Tanto la dirección deportiva como el cuerpo técnico consideran que el puesto de mediocentro, donde se ha incorporado este verano a Zapater, se encuentra bien cubierto y que la continuidad de Wilk, fichado en el verano del 2015 del Deportivo, no es necesaria.