Cezary Wilk recibió ayer otro mazazo a su carrera, un golpe que podría ser definitivo. Si se cofirma su lesión, no podrá volver a enfundarse la camiseta del Real Zaragoza. El polaco se resintió el lunes de su rodilla derecha y, tras pasar una revisión ayer por la mañana en la clínica Fremap de Majadahonda, deberá pasar por el quirófano la próxima semana. Allí será sometido a una artroscopia que determinará el alcance exacto de sus molestias, aunque todo hace indicar que tiene nuevamente afectada la plastia del ligamento cruzado anterior.

Wilk se rompió en octubre del año 2015 el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, lo que le tuvo ocho meses de baja. El 27 de septiembre del año pasado tuvo que ser de nuevo intervenido para la reconstrucción de la plastia del citado ligamento.

Según explicó el Real Zaragoza, el polaco acudió a Majadahonda acompañado del doctor Honorio Martínez, jefe de los Servicios Médicos del Real Zaragoza, «para someterse a una revisión tras las anomalías detectadas en el proceso de recuperación», tras la que se recomendó «un tiempo de reposo previo a una nueva artroscopia, que se llevará a cabo probablemente la semana que viene, en la que se aclarará el motivo y el alcance de las molestias».

Wilk fichó por el Real Zaragoza en la pasada temporada procedente del Deportivo, pero solo pudo jugar 9 partidos. En esta campaña disputó 11 minutos de la jornada 2 y dos partidos enteros: en Copa ante el Valladolid y en el Ciudad de Valencia contra el Levante. Termina contrato en dos meses, por lo que no podrá volver a jugar con el Zaragoza.