--¿Cómo definiría el momento que atraviesa el equipo?

--Es un momento de la temporada en el que no están saliendo las cosas, sobre todo en el juego de ataque, porque es un equipo comprometido que defiende siempre bastante bien. Pero esa falta de acierto en ataque nos está lastrando, en ansiedad y en el estado de ánimo. Doy gracias a que estemos pasando este mal momento con todos los objetivos cumplidos e igualando el mejor año de la corta historia del club.

--¿Le preocupa?

--Es un bache normal de un equipo que ha estado muy exigido desde el primer día para volver a estar entre los mejores, que lo ha conseguido hasta el momento. Todos los datos hacen que este sea, hasta ahora, a nivel competitivo, el mejor equipo del CAI en toda su historia a pesar de los siete cambios en la plantilla y de todas las circunstancias. No solo lo hubiera firmado, hubiera dado medio dedo por volver a estar ahí, era muy complicado.

--¿Es una cuestión de cansancio?

--Cuando juegas 33 finales seguidas con ese nivel de exigencia, en algún momento tienes un bajón, que es ahora, es evidente, el equipo no juega suelto, juega mal, y es una dinámica que se hace más grande porque el desacierto te lleva a más desacierto. Puede ir a peor y tampoco pasaría absolutamente nada pero vamos a intentar que no sea así y levantarnos cuanto antes porque es solo un tema mental.

--El miércoles hubo pitos y gritos de "dimisión". ¿Cómo los valora?

--El mayor aval de este club es su afición. Gracias a ellos llevamos seis años de éxitos consecutivos porque venir a jugar aquí es un martirio para cualquier equipo y ha habido una comunión extraordinaria. Probablemente es una minoría ruidosa a la que hay que respetar muchísimo porque cada uno se expresa como lo siente. Después de una derrota como la de ayer la gente se enfada y es muy comprensible. Sí sería más preocupante que fuera una constante porque volveríamos a hacer de Zaragoza una plaza donde todo el mundo querría jugar. Pero no creo que eso vaya a ocurrir.

--¿Encuentra explicación al cambio en los últimos partidos?

--Todos los equipos del mundo tienen baches. Esperamos ser capaces de superarlo. Y si no lo superamos más pronto que tarde, llevarlo con la dignidad con la que lo está haciendo un grupo que, si peca de algo, es de un exceso de profesionalidad y responsabilidad. Casi recomendaría al equipo que se relajase un poco, que alguno se tomara una cerveza antes del partido. Es el equipo más comprometido que hemos tenido hasta ahora en Zaragoza. No hay que exigirles más sino apoyarlos al máximo, es lo que se merecen.

--¿Hay un exceso de tensión?

--Sin duda. El perfil de jugadores que hemos traído es de excesivamente serios y responsables, con una ética profesional y personal bestial. Hace dos o tres semanas las cosas no han fluido de la misma manera que antes y el equipo lo acusa en exceso. Lo que se transmite es tristeza, desconfianza, ansiedad, estar preocupados por los resultados y olvidarte de disfrutar.

--Entonces no es falta de actitud o de carácter.

--Si el equipo está donde está no es porque vayamos sobrados de talento, lo ha hecho por su trabajo. Y los resultados están ahí, pero el exceso de responsabilidad hace que cuando las cosas no salen se transmite tristeza.

--¿Mantiene la confianza en el equipo?

--Total y sin límites porque no es regalada, está absolutamente demostrada. Hasta ahora lo han solventado de una manera extraordinaria y si llevamos un mes haciendo las cosas mal a nivel de acierto hay que apoyar al máximo porque es solo una cuestión de acierto y eso no es premeditado.

--El desacierto es general.

--Sí, ahora la desconfianza es prácticamente general, hay muchos jugadores a los que se ve atenazados, serios, con falta de confianza y no acertar se contagia. En positivo también pasa. Me preocupa poco porque es una cuestión mental que no hay que dejar que vaya a más y que cualquier día, en un minuto, cambia la dinámica y se acabó el problema.

--¿Mantiene la confianza en Joaquín Ruiz Lorente?

--Joaquín es consciente, y el club también, de que tiene que pagar el peaje y que nadie le va a regalar nada. Hasta que un día le consideren un gran entrenador, va a estar cuestionado. Hay una cosa común con José Luis y Joaquín y es que ninguno vende su marca personal, solo buscan lo mejor para el equipo y el club. Y si Joaquín pensara, como lo hacía José Luis, que es el problema se iría mañana mismo. Estamos orgullosísimos de Joaquín que, además, creo que es el único entrenador de Europa que se estrena a nivel profesional y mete al equipo en Copa con 10 victorias. Joaquín tiene el futuro de los grandes por delante.

--¿Le preocupa algún caso particular? Jelovac está desconocido y el técnico dijo que no se estaba entrenando todo lo bien que les gustaría.

--Es difícil encontrar un jugador con la regularidad que ha tenido él desde el primer día. Si ahora lleva dos semanas mal, doy gracias porque sean solo dos semanas y tiene derecho a estar un mes si quiere porque su nivel de regularidad ha sido desconocido para mi. Es el jugador que menos me preocupa.

--¿Y Robinson o Goulding?

--Los primeros preocupados son ellos mismos porque quieren hacerlo bien. Deberíamos relajarnos todos un poco porque el baloncesto es un deporte de precisión y para tener precisión hay que estar relajado, confiado y con la mente libre. El desacierto no dura siempre y cada vez queda menos para que vuelvan a sentirse a gusto en una cancha. Hay que trabajar técnica y tácticamente, sin duda, pero sobre todo mentalmente porque el ataque es cuestión de rachas y se rompe en cualquier momento.