Reunió a los compañeros y habló con el entrenador. Luego acudió a la sala de prensa. Ordenado y pulcro como en el campo, Xavi Hernández siguió un protocolo para confirmar que se va del Barça. "Ha llegado el momento de irme. Es el momento ideal", dijo, con ojos humedecidos pero con voz firme, convencida, desechada la tentación de dar marcha atrás.

El emblema del fútbol azulgrana cierra 17 temporadas en el primer equipo. Se marcha "muy feliz", aunque le queda una tarea pendiente en la que volcará todos sus esfuerzos: levantar los tres trofeos de la temporada. "Irme con el triplete sería un colofón increíble", dijo. Levantará mañana la copa de la Liga y se despedirá de la hinchada del Camp Nou. Los dos sábados siguientes los dedicará a luchar para ser el primero en levantar la Copa del Rey y la Champions.

Su carrera ha terminado en el Barça, pero no en el fútbol. Frustrado por carecer de los minutos que siempre tuvo ha decidido aceptar la oferta del Al-Saad de Catar. Irrechazable. Dos años más un tercero opcional como futbolista (con una ficha anual de 10 millones) y la posibilidad de trabajar en la Academia Aspire para formarse como entrenador y director técnico. Sus hermanos Óscar y Álex también tienen garantizado un cargo en la escuela futbolística. Xavi, además, será embajador deportivo del Mundial-2022 que organiza el país asiático.

Pese a que ha podido madurar el adiós al Barça desde el verano anterior en el último instante asomó una sombra de duda. El Barça le ofreció renovar hasta el 2018. No cayó en la tentación de pasar otro año de suplente.

HONESTIDAD Y ENGAÑO

"Luis Enrique no me engañó. Fue muy honesto conmigo", aseguró Xavi, que se considera también honesto y humilde por haber digerido su nueva situación. "Amo por encima de todo, de mi individualidad, esta camiseta. Porque también me han enseñado que el equipo está por encima de todo", sostuvo. El cerebro azulgrana confesó que él sí ha engañado a su madre Maria Mercé: "No le hablé de la oferta del Barça, porque esto habría sido más fuerte. Es la más culé de todos".

Si lo es más que Xavi debe alcanzar proporciones gigantescas. El capitán no ha vestido otra camiseta y aún no se hace a la idea. "Mi cabeza y mi cuerpo me dicen de marchar, pero no tanto el corazón porque mi sentimiento por este club es muy bestia", expuso. Antes de partir y disfrutar de un final "único e irrepetible", muy distinto del que le espera a Iker Casillas en el Madrid. "Es muy injusto, con lo que ha dado al club".