Zaragoza se unió contra la diabetes. Y venció a esta enfermedad en el Parque del Agua. Fue una manifestación solidaria y deportiva que fue un completo éxito. La primera Carrera Unidos por la Diabetes contó entre los participantes con afectados y muchos familiares y amigos de los enfermos. El circuito de tierra con la Torre del Agua como mudo testigo se llenó de camisetas de color azul claro. Un total de 2.000 personas disputaron esta nueva iniciativa organizada por la Asociación de Diabéticos de Zaragoza. Primero se celebró la carrera de cinco kilómetros y más tarde la caminata de 2.500 metros, siendo el colofón las carreras para los niños.

Todo el mundo estaba citado a las diez y media de la mañana para la salida de la prueba. Pero antes se leyó un manifiesto. Los padrinos fueron la olímpica María José Pueyo y el atleta promesa Carlos Mayo, que el próximo fin de semana sueña con ser el campeón de Europa de cross.

En toda carrera zaragozana que se precie no puede faltar el corredor de Interculturas con su sillita de color rojo. Álvaro Serrano la llevaba en su espalda colgada de la mochila. «Corro por Pilar, mi madre, que es diabética. A veces no se ve con fuerzas ni para salir de casa. Es crónica. He salido fuerte para bajar de los 20 minutos», explicaba este corredor de 19 años.

Sergio del Barrero ya es un clásico de las carreras zaragozanas. Algunos ya le han bautizado como el perejil que está en todas las salsas. Este organizador de carreras animó por la megafonía de principio a final. Del Barrero condimentó la fiesta con su verborrea. Allí estaban los personajes de la Guerra de las Galaxias, con Darth Vader a la cabeza. También se repartían refrescos y los niños se entretenían con un castillo hinchable.

Los atletas del técnico Jesús Romero fueron al copo y ocuparon las dos primeras plazas de la carrera de cinco kilómetros. En chicos ganó Noé Larroy a Diego Sebastián y en mujeres entraron juntas Ana Lecha y Raquel de Francisco. Mario, el hijo de Romero y afectado por la diabetes, también disputó la carrera. Charo y Marian se apuntaron a la caminata. «No andamos habitualmente. Estaba estupendamente y en septiembre bajé 12 kilos de golpe. Pensaban que podía ser un tumor. Pero era la diabetes. Ahora cualquier cosa me afecta y tengo altibajos como una montaña rusa. Pero la caminata me ayuda a sobrellevar la enfermedad», explicaba Marian.