­­—El Córdoba pagó 500.000 euros por ficharle, ¿supone una motivación ese precio?

—Al final el hecho de que paguen esa cantidad son cosas del mercado, yo voy a rendir igual. Tengo que intentar que el equipo esté lo más arriba posible y eso solo se consigue trabajando y ayudando todo lo que pueda.

—Se marchó a Italia con 18 años tras despuntar en el Albacete. ¿Cómo influyó este cambio de aires en su vida?

—Te hace cambiar como persona. A la larga fue una experiencia positiva para mí, pero hubo momentos muy duros. Me fui solo y estaba lejos de mi familia, quizás fue precipitado irme tan joven de mi casa y probar suerte en el extranjero, pero las circunstancias de la vida te llevan a esos caminos. Fue una experiencia que me ayudó a madurar.

—Le fichó la familia Pozzo, dueña del Udinese, y estuvo cedido desde 2009 hasta 2016. ¿Cómo le afectó esa poca estabilidad?

—Ellos confiaban mucho en mí, pero las cosas no salieron como esperábamos. Yo estaba en una situación personal difícil, al año siguiente jugué en Bari en Serie A y tuve una lesión de rodilla. Siempre busqué volver a España.

—Todos estos problemas físicos le han debido de servir para ser una persona más fuerte.

—Te condiciona mucho ser joven y tener una lesión importante. En Bari (Italia) me lesioné de la rodilla y fue una situación dura. Estaba solo y tuve que estar cinco meses recuperándome, mi familia venía a verme y buscó quedarse ahí conmigo, pero yo les hice entender que fue una decisión mía y que tenía que lidiar con ella. Fue una decisión que tomé y es la que me ha hecho crecer. Siempre se comenta que soy un jugador que sufre muchas lesiones, sobre todo musculares, pero no es así. Mi problema han sido las lesiones de larga duración, lo que realmente han condicionado mi carrera, son problemas que no puedes controlar.

—Llega a Zaragoza en 2014, una temporada donde le salieron bien las cosas. <b>¿Aquella temporada supuso un salto en su carrera</b>?

—Ese año fue un punto y aparte. Tengo un cariño especial a la ciudad de Zaragoza. Toda su gente me ha tratado siempre muy bien y me ha apoyado en los malos momentos. Por todas estas cosas Zaragoza siempre va a tener un significado especial para mí. Aquel año me sentí muy cómodo, si no hubiese sido por las lesiones musculares podría haber rendido a un nivel aún superior.

—¿Sigue recordando aquella final del ‘playoff’ ante Las Palmas?

—Eso va a ser un recuerdo imborrable. Es algo que hablo mucho con José Fernández, nos marcó. Muchos días nos juntamos y sale el tema del partido contra Las Palmas, hablamos de lo que pudo haber sido. Estuvimos tan cerca de alcanzar la gloria… De devolver al club donde se merece.

—Tiene un segundo año en Zaragoza para continuar con su crecimiento y sufre una rotura del ligamento cruzado.

—Fue muy mala suerte. Por fin había conseguido tener continuidad en un entorno favorable para mi crecimiento. El tema de lesiones ya no es algo mental, es que te corta la continuidad. Un jugador puede tener buenas condiciones, pero sin esa continuidad es complicado rendir.

—Y luego llegó aquella noche negra contra el Llagostera.

—Fue para mí un palo. Tenía muchas ganas de recuperarme y aceleré todos los plazos para poder estar disponible en el tramo final de Liga. Estaba muy ilusionado con jugar el playoff y brindar una alegría a la afición, fue un momento muy complicado. Trabajar tanto para tener aquel final, fue morir en la orilla. Se me quedó la espina de volver a pisar La Romareda y despedirme de una mejor manera.

—¿Qué ambiente había en el vestuario en la derrota de Palamós?

—Se vio que era el fin de este equipo. Nadie se hablaba, todos mirando al suelo. Era un funeral. Haber estado trabajando tanto para llegar a estos partidos y tener este final me dejó tocado. Al ver este panorama supe que no iba a vestir más la camiseta del Real Zaragoza.

—¿Se pusieron en contacto con usted al acabar la temporada?

—No, nadie se puso en contacto conmigo. A mí me hubiera encantado seguir, todo aquello que se dijo sobre que no quería volver a Zaragoza fue mentira. Si el Zaragoza me lo hubiera propuesto hubiera sido muy sencillo haber seguido, pero llegó una oferta de Primera y eso no se puede rechazar. No sé si fue por la dirección deportiva de Narcís Juliá, pero no me llamó nadie tras el partido ante el Llagostera.

—¿Qué deseos tiene para esta temporada?

—Me gustaría que el Córdoba y el Real Zaragoza estén arriba, cuanto más alto mejor. También quiero que le vaya bien al Albacete, solo tengo buenos deseos para ellos.