El Real Zaragoza se apunta a otra ronda de Copa. Y no lo hizo de cualquier manera. Dio gusto ver a los más de diez mil zaragocistas presentes en La Romareda cantar el himno al final del choque. Como antaño, como en los tiempos mejores. El proceso descrito por Natxo González sigue su curso y va viento en popa. Ayer, con el equipo titular, dio una lección de poderío. En la primera parte avisó y en la segunda remató la faena con dos goles de penalti (uno de Borja Iglesias, que suma y sigue, y el otro de Pombo) más un cañonazo de Alberto Benito. Quizá el Real Zaragoza no juega excelente, pero sí que es notable y constante. Además, una de las grandes noticias es que el trabajo colectivo comienza a asemejarse a ese conjunto sólido que pretende formar desde el primer día el técnico vitoriano. Como prueba, no se sufrió atrás apenas.

Desde un primer momento, Natxo González quiso dejar claro que no quería tirar la Copa del Rey. La mayoría de técnicos dicen que desean seguir adelante, pero luego ponen a la mayoría de suplentes. El vitoriano, no. Con respecto al partido de Córdoba solamente hubo dos cambios: Eguaras por Javi Ros y Cristian Álvarez en lugar de Ratón. El argentino debutó con la camiseta del Real Zaragoza y pocas conclusiones se pueden sacar sobre si es bueno o no, más que nada porque no le chutaron a puerta. Ni con peligro ni sin él, cero.

El conjunto aragonés salió en tromba, como un elefante en una cacharrería, y presionó con insistencia a un Granada plagado de suplentes al que le costó arrancar. Eguaras dio claridad al juego y el trío formado por Borja Iglesias, Toquero y Febas lleva camino de ser el trío de las pesadillas. Para las defensas, más que nada. El primero dio un recital de aguantar el balón y de desesperar a los centrales y ya lleva cuatro goles. Los otros dos acabaron, merecidamente, ovacionados por La Romareda gracias a su entrega y el buen juego exhibido.

La primera ocasión, de Buff rozando el palo, nació de una media vuelta de Borja Iglesias, una de tantas que hizo, como las de Córdoba. De hecho, estuvo cerca de repetir un gol similar al primero del Nuevo Arcángel. El pequeño jugador de Almacellas, cada vez más asentado, cómodo y con confianza, hizo después una bicicleta y su disparo lo repelió Rui Silva. A diez minutos del descanso, Kunde mandó arriba la única ocasión peligrosa del Granada en todo el partido.

En la segunda mitad, llegó el vendaval. Borja avisó primero y en la segunda cedió a Toquero, que fue derribado por Quini. El penalti, lanzado por el gallego, a la jaula. Seis minutos después, una de tantas incorporaciones de Ángel y Benito terminó con el balón en los pies de Eguaras. El navarro vio el hueco, cedió al tarraconense y éste fusiló al guardameta. El éxtasis llegó con un pase de Borja Iglesias para Papu, que fue también derribado dentro del área. Esta vez lanzó Pombo, quien necesitaba marcar para coger más confianza, y lo metió.

El RealZaragoza de Natxo González carbura. Se podrán meter más o menos goles, pero el equipo atrás cada vez sufre menos y eso es síntoma de solidez. El proceso sigue por el buen camino y tiene otra ronda de Copa del Rey para seguir formando un equipo con mayúsculas.