«Yo sé que no soy el mejor entrenador tácticamente, vosotros ya lo decís mucho», decía Zidane a los periodistas antes de viajar a Kiev. El francés da crédito a las críticas que le han acompañado siempre, pero si se mira su corta carrera de entrenador con algo de perspectiva, alejados de la inmediatez del resultado, está claro que su irrupción en la Champions es histórica. Está a un partido de ganar su tercer título en tres participaciones. Algo que le convertiría en una leyenda en la competición europea.

Después de haber sido ayudante de Carlo Ancelotti, del que es heredero en cierto sentido, tanto futbolístico momo de filosofía; Zidane llegó al banquillo del Real Madrid en enero de 2016 para sustituir a Rafa Benítez, sin más experiencia que la adquirida al lado del técnico italiano, con el que ganó la décima Copa de Europa, y de una temporada y media al frente del Castilla, sin grandes resultados.

Pero llegó al primer equipo, a los grandes escenarios, en los que brilló como jugador, y aportó a la plantilla una figura con autoridad futbolística para estar por encima de sus egos, una figura que guía el camino porque ya lo ha recorrido. Y algo más: «Conozco muy bien un vestuario y la cabeza de un jugador, pero eso no es todo, con eso no ganas. Hay mucho trabajo por detrás, una filosofía y la pasión y la ilusión», se reivindicaba el entrenador madridista este martes. El mismo día, todos los jugadores destacaron su cercanía, su tranquilidad, cómo da confianza a todos los miembros de la plantilla. «Cuando te habla, se te ponen los ojos como platos», reconoció Carvajal.

Desde el principio, y con argumentos, su carrera ha estado tan marcada por el éxito como por la crítica: a su poca variación táctica, a su inmovilismo con las alineaciones, a su fe ciega en la BBC (Bale, Benzema, Cristiano) o a su supuesta poca dedicación al estudio de rivales, preparación de partidos, etcétera. Pero lo cierto es que cambiar en el éxito siempre es complicado, y de ahí venía el Madrid de Zidane, al menos hasta el inicio de esta temporada. Un equipo campeón, con la premisa de seguir peleando por ser el mejor de Europa.