El Balcón de San Lázaro se ha convertido en uno de los photocAll más prestigiosos de Zaragoza. Al margen de las instantáneas, su reforma, que se incluyó en el plan de riberas de la Expo 2008, tenía varios propósitos que no pudieron cumplirse. El proyecto contemplaba crear una gigantesca zona peatonal de dimensiones similares a los de la plaza del Pilar e iba convertir al Ebro en la avenida principal de la ciudad, un objetivo que se consiguió a medias.

Durante las obras fueron muchos los obstáculos que se encontraron por el camino, porque bajo el terreno se encontraron restos históricos de gran importancia. Las excavadoras sacaron a relucir la iglesia de Altabás y los osarios de la época de la Guerra de la Independencia, donde se calculaba que había enterradas alrededor de 5.000 personas. El jefe de área de Infraestructuras de Expo Zaragoza Empresarial, Miguel Zueco, recordó que estas apariciones alteraron los planes iniciales porque la Dirección General de Patrimonio de la DGA decidió que la leprosería y el claustro del antiguo convento se convertirían en un museo y el resto de ruinas se protegerían y se sellarían.

«El proyecto se encuadró en el plan de riberas y se respetó en su totalidad, porque lo único que no se ejecutó fue el túnel subterráneo previsto para el paso de los coches por la aparición de los restos», explicó Zueco. El principal fin del proyecto pasaba por unir los puentes de Hierro y la Almozara a través las riberas. Este túnel iba a permitir la circulación de vehículos y, a la vez, peatonalizar todo el entorno, pero esta idea se descartó con el ánimo de proteger las ruinas. Los vecinos lograron que este centro se convirtiera en realidad y a día de hoy son los encargados de su gestión. El presidente de la Asociación de Vecinos del Arrabal, Rafael Tejedor, explicó que, así, se logró «descubrir nuestro pasado histórico».

INSATISFACCIÓN

Según Tejedor, el proyecto del Balcón de San Lázaro no cumplió con todas las expectativas. «La valoración es positiva pero con mal sabor de boca», matizó. A su juicio, «seguimos de espaldas a la ciudad, cuando la reforma tendría que haber convertido el Ebro en la avenida principal de Zaragoza y no es así».

Admitió que el plan de riberas fue todo un éxito porque revalorizó el río y se generó un atractivo para que los zaragozanos disfrutaran del Ebro. Sin embargo, consideró que el proyecto de obra diseñado para la Expo tendría que haber ido acompañado de más mejoras a corto y largo plazo para mantener su atractivo.

Según el representante vecinal, tras la Expo del 2008 las riberas se abandonaron. Se mostró especialmente crítico con el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) porque, a su juicio, «todo lo que huele a Expo y riberas lo obvian y cada día son menos atractivas». Según Tejedor, la falta de mantenimiento, la ausencia de podas y de actividades o de ocio alternativo «van a acabar tirando por la borda una inversión millonaria porque la gente dejará de acudir al Ebro».

Para Tejedor, solo la unión del Balcón de San Lázaro con la explanada de la Estación de Norte hubiera completado el proyecto. «La gente pasea por las riberas, no por el balcón, si se hubiera llevado a cabo el proyecto de (Luis) Peirote, el barrio sí se habría convertido en atractivo».

Este plan, impulsado por el entonces concejal de Grandes Proyectos, Jerónimo Blasco (PSOE), pretendía transforme en un «espacio de referencia» la margen izquierda del Ebro que incluía un gran pabellón de unos 4.000 metros cuadrados destinado al comercio, un hotel con auditorio y bloques de apartamentos para mayores y jóvenes. «No queremos que hagan zonas verdes ni parques, de eso hay mucho y la gente no va a venir al barrio para ver otro parque», lamentó Tejedor. Este proyecto «no estaba incluido» en el plan de riberas, puntualizó Zueco, aunque se hicieron otras que tampoco estaban previstas, como el restaurante.