Son los primeros en iniciar la recolección de las olivas, que trasladan de inmediato a la almazara para su molienda. Así es como la joven empresa zaragozana Guomango consigue que sus aceites, comercializados bajo la marca Oleazara, tengan un sabor y unas cualidades organolépticas únicas. Las impulsoras del negocio, que tiene al oro líquido como protagonista, son cuatro mujeres que están dispuestas a hacerse un hueco en el selecto mercado gurmet, algo que esperan alcanzar con la ayuda también de un diseño e imagen de marca muy cuidados.

La empresa echó a andar hace solo un año, pero no fue hasta el pasado noviembre cuando comenzó a vender. Las socias fundadoras son Penélope García Cruz (que se encarga de la comercialización), sus hijas Penélope (estudiante de arquitectura y creadora de la imagen y la marca) y Juncal (al frente del área de márketing), y Pilar Real Díaz (responsable de la parte financiera). Pero el verdadero germen del proyecto fue un programa de emprendimiento agroalimentario del Instituto Aragonés de Fomento (IAF) que la primera de ellas realizó en el 2014.

"Después de 32 años trabajando en una empresa familiar de climatización, me apetecía dar un giro laboral y este curso fue la oportunidad que necesitaba", explica Penélope García. Tras una año de formación y con el apoyo y asesoramiento de tutores y mentores, desarrolló un plan de negocio del que ha emergido Oleazara, que está alojada en la incubadora empresarial CEEI Aragón de Zaragoza.

Penélope eligió el sector agroalimentario por su vinculación con el medio rural y por contar con varios familiares que son productores de olivas en el Bajo Aragón, donde este cultivo es tradicional. "El aceite es un mercado muy maduro en España, pero fuera hay grandes oportunidades porque es un producto muy cotizado", explica la precursora de la firma, que ha nacido con una clara vocación exportadora.

Por el momento han lanzado dos aceites de oliva virgen extra: uno de variedad empeltre (con y sin denominación de origen del Bajo Aragón) y otro de arbequina (con y sin certificación de agricultura ecológica). En solo seis meses de vida comercial han superado ya las 4.000 botellas vendidas y la producción para el 2016 ronda los 120.000 litros (100.000 de empeltre y 20.000 de arbequina). Han logrado introducirse en Aragón, Madrid y Barcelona, y pronto llegarán a Valencia, pero su mayor logro ha sido la firma de un contrato con un importador de Canadá, donde además comercializarán un aceite con el marchamo kósher, que avala que los productos alimentarios siguen el ritual judío.

La filosofía de Oleazara pasa por envasar aceite de oliva virgen extra de Aragón con calidad superior, algo que consiguen mimando el producto al máximo y con una recolección temprana. También venden aceitunas y patés de oliva de variedades aragonesas y prevén lanzar nuevos productos como miel del Moncayo. Incluso, en uno o dos años, su propia línea de cosmética de aceite de oliva. En el campo comercial, trabajan activamente para entrar en Asia y el norte de África.