La reducción de los activos dudosos de los bancos españoles se produce a un ritmo más lento de lo que le conviene a la recuperación económica, de modo que esos créditos de difícil recuperación aún alcanzarán los 50.000 millones de euros en el 2020, "cifra todavía significativa", como considera el Informe Anual del 2017 del Banco de España, que el organismo público ha dado a conocer este martes. "Al ritmo de caída actual, las ratios de dudosos seguirán siendo relativamente elevadas a finales del 2020, lo que está motivando un especial interés de las autoridades supervisoras en que los bancos aborden con prontitud este reto", explica el informe en relación al toque de atención que el Banco Central Europeo (BCE) ha dado a las entidades españolas para que aceleren el proceso de enajenación de esos activos dudosos.

El informe pone de manifiesto que el arrastre de todo ese crédito también pone en entredicho la recuperación de la rentabilidad. El reducido nivel actual se explica por los efectos remanentes de la crisis y las consecuencias del desendeudamiento del sector privado de la economía española". Dicho de otra forma: las pérdidas por deterioro de activos y otros resultados extraordinarios siguen consumiendo una parte elevada de los ingresos comparado con la situación previa al inicio de la crisis financiera internacional del 2008.

REDUCCIÓN DE ACTIVOS

En el 2013, el momento de mayor deterioro de los balances bancarios, los préstamos dudosos en las operaciones con la clientela española alcanzaron casi los 200.000 millones de euros, lo que supuso ocho veces más que en la crisis anterior, en 1994. Además los balances de las entidades incluían activos inmobiliarios adjudicados por cerca de 80.000 millones.

Cuatro años después, los primeros se habían reducido a la mitad, pero los activos aún alcanzaban los 58.000 millones. Esa elevada morosidad "supuso el desvío de recursos humanos y materiales hacia su gestión y su mantenimiento ha introducido un "elemento de incertidumbre adicional sobre la calidad y la valoración del activo de las entidades. Ambos factores han tenido un efecto directo en el endurecimiento de la oferta de crédito en el sector.

MENOR EFECTO DE LA CAÍDA DE TIPOS

Paralelamente, el ajuste de los gastos de explotación de los bancos no ha podido compensar totalmente la caída de los ingresos que se ha producido desde entonces. Pone de manifiesto el informe que "el efecto global de los reducidos tipos de interés parece haber sido comparativamente menor, pese a que estos han ejercido una presión negativa sobre los márgenes de intermediación".

Las entidades financieras españolas se han adaptado en gran medido a los nuevos requisitos introducidos por un marco regulatorio más exigente como consecuencia de la crisis, aunque en relación con la media europea, "la situación es mejor en términos de liquidez que de capital", se concreta en el informe. Y agrega que "aún quedan algunas reformas pendientes por implementar en su totalidad".

El mayor reto de adaptación, sin embargo procede del marco competitivo derivado de las nuevas tecnologías y del avance de la desintermediación financiera. "Cabe esperar un aumento de la competencia en determinados segmentos y ciertos cambios en la demanda y en la forma de proveer los servicios bancarios, que obligará a las entidades aun proceso de anticipación y adaptación", plantea el Banco de España. Se agrega que la penetración de las nuevas tecnologías en España es limitada, pero "la incertidumbre sobre sus efectos finales es alta".