La aplicación provisional el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (conocido como CETA) está ayer un poco más cerca. La comisión de comercio internacional del Parlamento Europeo dio luz verde a la ratificación del pacto por 25 votos a favor, 15 en contra y 1 abstención. El último obstáculo por superar será la votación en el pleno del Parlamento Europeo que tendrá lugar a mediados de febrero. «Vista la situación global a la que nos enfrentamos y los cambios en Estados Unidos me parece una señal importante», valoró el presidente de esta comisión, el socialista Bern Lange.

Tras mucha polémica y las dudas de última hora de los parlamentos de las regiones de Valonia y Bruselas capital (Bélgica), a cuenta de la legalidad del sistema de arbitraje, entre otras cuestiones, el pacto fue firmado el pasado 30 de octubre. Fue durante una ceremonia a la que asistió el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y que puso la guinda a siete años de negociaciones. Ayer varios grupos intentaron sin éxito rechazar el texto, posponer un año la votación en pleno e incluso suspenderla durante un período de cinco meses. Ninguna de las enmiendas para bloquear el CETA logró salir adelante.

Un último obstáculo antes de que los 28 gobiernos de la UE den el aprobado final que permitirá la entrada provisional del acuerdo en torno al mes de abril. A partir de entonces arrancará una nueva fase que no está exenta de complicación ya que al ser un acuerdo comercial mixto -con competencias exclusivas de la UE pero también de los Estados miembros- es necesaria la aprobación de los parlamentos nacionales. Esto significa que en unos cuántos países el pacto tendrá que volver a debate también a nivel regional. Este es el caso de Bélgica lo que podría complicar todavía el proceso.

Pese al visto bueno, el acuerdo sigue generando tensiones y divisiones. Grupos como la Izquierda Europea u organizaciones como Greenpeace mostraron su decepción por lo ocurrido pero dijeron no estar sorprendidos por el desenlace de la comisión.