Analistas Financieros Internacionales (AFI) ha revisado este martes a la baja su previsión de crecimiento del PIB de España para este año hasta el 2,6%, cuatro décimas menos que en el 2017, tres décimas menos de lo que esta organización había calculado a mediados de año y una décima menos de que lo que prevé el Gobierno.

Además considera la economía seguirá desacelerándose durante el 2019, para avanzar un 2,3%, una décima menos de lo que había calculado en junio pasado y también una décima menos de lo previsto por el Gobierno. AFI insiste en que esta revisión únicamente supone un ajuste hacia "tasas más acordes con el PIB potencial de la economía española" y en que "no cuestiona la robustez del actual ciclo económico".

Precisamente este martes la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha descartado que el Gobierno vaya de momento a revisar a la baja su previsión de crecimiento, que sitúa en el 2,7% y califica de ritmo "robusto", aunque ha reconocido que sigue muy de cerca los indicadores económicos que se van publicando y ha apuntado que tampoco sería "un drama" tener que publicar nuevas estimaciones.

Hace solo tres meses AFI calculaba que el PIB crecería este año el 2,9%, una décima más de lo que había previsto al inicio del 2018, igualmente impulsado por el consumo y la inversión, en especial en construcción residencial. Esta organización también ha revisado a la baja, en cinco décimas, el consumo de los hogares previsto para el 2018, que ahora cree que podría crecer un 2%, favorecido por el aumento de la nuevas operaciones de crédito al consumo y el mantenimiento de la creación de empleo, que permitirá que desempleo quede al final del año en torno al 15%.

La moderación del crecimiento en el área euro y en los demás países desarrollados pesará sobre las exportaciones, de manera que la aportación del sector exterior se reducirá hasta los 0,1 puntos de PIB en el 2018. Esta tasa es una décima inferior a la que preveía hace tres meses. En cuanto a la evolución de los precios, AFI mantiene su previsión de una inflación promedio anual del 1,7%, y un incremento del IPC subyacente del 1%, para pasar a moderarse "de forma significativa" gracias al menor impulso de los precios de la energía.