El conflicto laboral en Alumalsa va camino de convertirse en fuego complicado de apagar. Ayer, la plantilla de esta fundición de aluminio, que fabrica piezas para el sector del automóvil, decidió no votar el preacuerdo alcanzado en la madrugada del jueves al viernes por la empresa y miembros del comité de huelga. Una decisión que aviva con fuerza la huelga iniciada hace diez días y que pone a la factoría en una complicada situación, ya que la próxima semana podría dejar de abastacer a sus principales clientes, entre los que figuran grandes fabricantes de vehículos como Renault o Ford.

"La gente debe ser consciente de que se está jugando el futuro de la planta", apuntó ayer a este diario el director de la factoría, Julio López, que esperaba ansioso el resultado de la votación del preacuerdo, aunque finalmente ésta no se produjo.

De telón de fondo del conflicto está un convenio colectivo que se ha enquistado y que pivota sobre tres pilares básicos: la doble escala salarial, la distribución irregular de la jornada, el aumento de los salarios y mejoras sociales. Tras el paso dado ayer, la negociación se complica, más si cabe tras el conflicto interno surgido entre los sindicatos (SITA, CNT, UGT y CCOO), enfrentados sobre la estrategia a seguir a raíz de la votación del primer preacuerdo que también fue rechazado.

Alumalsa está considerada una de las mayores fundiciones de España, con 500 trabajadores y una facturación anual de 60 millones de euros.