Andorra se presentó ayer en la Sala de la Corona del edificio Pignatelli como un socio de futuro para Aragón. La apertura de la economía del Principado al exterior y los cambios introducidos desde el 2009 (mayor transparencia financiera, homologación fiscal y regulatoria y la apuesta por el sector servicios, entre otros) fueron los avales que el presidente de Andorra, Antoni Martí, y el ministro de Asuntos Exteriores, Gilbert Saboya, exhibieron en un desayuno-coloquio al que asistieron el presidente del Ejecutivo aragonés, Javier Lambán, y un nutrido grupo de representantes institucionales y empresariales de la comunidad.

Los máximos responsables de Aragón y Andorra exploraron ayer, durante una reunión de trabajo, las oportunidades de colaboración en materias como educación, sanidad o tecnologías de la información. La apertura de Andorra y la futura entrada del Principado en el mercado interior europeo a través de un acuerdo de asociación con la UE fueron dos de los argumentos que Martí y Saboya repitieron para fomentar un buen clima de inversiones y colaboración.

Antoni Martí expuso que Andorra ha pasado en pocos años "de la excepcionalidad a la competitividad", para dejar claro que desde el 2010 dejó de verse como un "paraíso fiscal", gracias a las reformas emprendidas.

Lambán, por su parte, destacó el ritmo "encomiable" de modernización que ha sabido imprimir Andorra en los últimos 22 o 23 años, las reformas introducidas y los intereses que comparte con Aragón, que también se impulsan desde la Comunidad de Trabajo de los Pirineos para convertir la cordillera en "nexo de unión y factor de creación de riqueza en lugar de un obstáculo".

El presidente aragonés insistió al respecto en el propósito de la DGA de establecer vínculos con todas las entidades políticas vecinas y en que quizá haya que estimular más las relaciones comerciales y económicas con Andorra, ya que la comunidad tan solo vende al Principado en torno a 30 millones de euros al año y se pueden incrementar "sustancialmente", subrayó.