Greenpeace reunió ayer en las Cortes de Aragón a representantes de todos los grupos políticos de Aragón, así como a diferentes organizaciones sociales y sindicatos para debatir sobre el futuro después del carbón. La comarca de Andorra (Teruel) lleva varios años en vilo a la espera de qué sucede con el futuro del mineral. Por lo pronto, la térmica de Andorra, propiedad de Endesa, deberá recibir una inversión superior a los 200 millones para continuar en el medio y largo plazo.

Por ello, la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, destacó ayer la necesidad «de hablar más sobre la búsqueda de alternativas al carbón» sin olvidar a las personas que viven del sector.

En las jornadas se presentó el informe de Greenpeace sobre alternativas al carbón y también se incidió en el futuro laboral de los trabajadores de la zona. En este sentido, Carlos Martínez, miembro de la secretaría confederal de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO defendió los empleos en la zona y apostó por superar errores del pasado como el «hachazo» a las renovables y la falta de planificación.

Además, el vicepresidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, incidió en las oportunidades que ofrecen las renovables para Aragón, que no tienen problemas técnicos para su implantación sino políticos.

Precisamente, en la segunda mesa intervinieron los partidos políticos, que coincidieron en la importancia de hablar de las alternativas al carbón y tomar medidas efectivas para buscar soluciones para las personas que dependen de ella. No obstante, hubo discrepancias sobre cómo afrontar la transición.

El consenso y el diálogo social, junto con la necesidad de atraer proyectos industriales y mejorar las infraestructuras para tomar el relevo del carbón fueron algunas alternativas que se ofrecieron.

Con todo, el responsable del área de campañas de Greenpeace España, José Luis García, incidió en que es necesario prescindir de esta energía por sus efectos en el medio ambiente.