A Aragón aún le queda un largo camino para recuperar el terreno perdido durante la crisis. Nueve años después del inicio de la gran recesión del 2008, la comunidad ha logrado reconquistar el 72% del producto interior bruto (PIB) destruido (frente al 97% de la media española), pero solo ha recuperado la mitad del empleo perdido en este tiempo (el 40% en el conjunto del país). Sin duda, lo peor es que esta reactivación del mercado de trabajo se está cimentando en puestos de baja calidad, si bien la mejora de las grandes cifras económicas ya empieza a reflejarse en las condiciones de vida de los aragoneses.

Este panorama de luces y sombras quedó constatado ayer en la presentación del informe anual que elabora el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), el órgano consultivo del Ejecutivo autonómico -creado en 1990- en el que participan las patronales (CEOE y Cepyme) y los sindicatos (UGT y CCOO). El documento, que se dio a conocer en la Facultad de Económicas y que cumple su edición número 26, confirma que el pasado año se consolidó el cambio de ciclo, ya que Aragón creció el 2,8%, frente al 1,9% de la Unión Europea. Con todo, el PIB de la comunidad progresó menos que el del conjunto del país (3,3%) y ralentizó su evolución respecto al 2015 (2,9%).

A pesar de esa leve desaceleración, y por primera vez desde el inicio de la crisis, la creación de empleo en la región el año pasado fue superior (12.700 puestos) a la caída del paro (9.500 personas). «El mercado laboral fue capaz de absorber la incorporación de nuevos trabajadores, lo que no pasaba desde el 2006, aunque los problemas que ha generado la crisis en este ámbito no los vamos a solucionar en cuatro días», advirtió ayer el presidente del CESA, José Manuel Lasierra, que achacó la «ralentización» del 2016 al mayor peso relativo de la industria en la economía aragonesa.

Según el informe, este sector acusó el año pasado una pérdida de impulso «importante» debido al «moderado crecimiento a nivel internacional. De hecho, la industria fue el sector que más ralentizó su progresión en la comunidad: creció un 1,4%, mientras que servicios, agricultura y construcción lo hicieron por encima del 3%.

LA INDUSTRIA DESACELERA

Así, y según destacó la profesora Dolores Gadea durante la presentación del estudio, la creación de empleo se sustentó sobre todo en el sector servicios. «Ha generado casi tres cuartas partes de los contratos y las mujeres han ocupado cuatro de cada cinco nuevos puestos», subrayó Gadea, quien apuntó que a pesar de ello la brecha de género se mantiene: la tasa de paro femenina (17,8%) es seis puntos más alta que la masculina.

Todo ello provocó que la población activa creciera por primera vez en cuatro años en la comunidad (+3.000 personas) y que la inactiva desanimada (la que deja de buscar empleo porque cree que no va a encontrarlo) se redujera de forma notable alcanzando cifras previas a la crisis.