Tomemos esta perorata de Sancho Panza: "Sí soy --respondió Sancho--, y soy quien la merece tan bien como otro cualquiera; soy quien júntate a los buenos, y serás uno de ellos, y soy yo de aquellos no con quien naces, sino con quien paces, y de los quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Yo me he arrimado a buen señor, y ha muchos meses que ando en su compañía, y he de ser otro como él, Dios queriendo; y viva él y viva yo, que ni a él le faltarán imperios que mandar, ni a mí ínsulas que gobernar". El escudero de Don Quijote se caracterizaba por utilizar muchos refranes. Todos, particularmente el tercero, sirven para explicar la actitud de los inversores en jornadas como ayer, en la que se ven rodeados de muchos estímulos de signo contrapuesto, pero ninguno tan fuerte como para imponerse de forma rotunda a los demás.

Los había que invitaban a las ventas: el Gobierno griego advirtió de que no realizará el pago pendiente al FMI el 5 de junio si antes no alcanza un acuerdo con sus socios europeos. Además, hasta el cierre del mercado no se publicaron las actas de la última reunión de la FED, en la que los inversores esperan encontrar pistas sobre la próxima subida de tipos en EEUU. Sin embargo, prefirieron arrimarse a la subida del dólar, motivada por unos buenos indicadores estadounidenses en el segundo trimestre. El Ibex 35 subió el 0,66% (11.574,1 puntos), con la prima de riesgo en 116 puntos básicos y el euro en 1,109 dólares.