María Blasco es la mujer que hay detrás de Pétula Plas. Lo que comenzó para ella como un pasatiempo mientras trabajaba como jefa de compras en una empresa de automoción, se convirtió en realidad cuando la compañía cerró y decidió lanzarse a crear su propia marca en el año 2013, tras haber fantaseado durante mucho tiempo con la idea. Esta emprendedora crea muebles y artículos de decoración con productos reciclados como botellas de plástico, bridas metálicas, palés o, su favorito, madera. A pesar de que estos materiales son más difíciles de trabajar, Blasco los prefiere, además de por su sostenibilidad, por su carácter. "Un mueble hecho con madera recuperada tiene una personalidad muy fuerte que no se puede encontrar en la madera nueva", afirma Blasco. Cuanto más vieja, mejor.

María Blasco crea los muebles y los comercializa en su tienda física en la Magdalena de Zaragoza y a través de internet. "La mayor parte de las ventas locales las realizo gracias a la visibilidad que me da Facebook", apunta Blasco, cuyo local es más taller que centro de ventas al público. En él fabrica con sus manos desde sillas y mesas hasta elementos de decoración, como lámparas, letras de madera o marcos de cemento para fotos. Además, realiza productos personalizados según las preferencias de cada comprador. "El cliente es quien demanda --comenta la artesana-- y ahora tengo algunos que nunca han visto físicamente un artículo mío y que me confían sus ideas para que las desarrolle".

De entre todos los productos que fabrica, las mayores ventas son de mobiliario a particulares, que representan el 40% del total, seguidos por artículos de decoración y encargos para empresas.

Ya son varias las compañías que han solicitado a esta artesana realizar sus muebles, como es el caso de la Panadería Pemán en Ejea de los Caballeros. "Generalmente suelen tratarse de pequeños negocios que quieren diferenciarse de la competencia", explica. Sin embargo, en diciembre del 2015 General Motors inauguró en su planta de Figueruelas una sala sostenible creada por Pétula Plas con los residuos que genera la propia empresa. "Tenía que ser una sala bonita, pero también funcional para las reuniones de la compañía", por lo que, considera, el reto era doble.

Sus previsiones económicas tres años después de haber lanzado la marca son prometedoras. Pétula Plas cerró el 2015 con una facturación de 28.000 euros, un 20% más que el año anterior y un 60% más en comparación con el 2013, año de lanzamiento de la marca. "El aumento será cada vez más progresivo pero yo espero que el crecimiento continúe", valora. La mayor parte de sus compradores se concentran en Zaragoza, aunque también ha realizado ventas en Inglaterra y Australia. "Varias tiendas en Estados Unidos comercializan mis lámparas y letras de madera", apunta Blasco, que vende a clientes estadounidenses un 20% de su producción.

Pero no solo se fabrican artículos de decoración en Pétula Plas, también se ofrecen talleres para todos aquellos interesados en "hacer cosas con sus manos". Todo el que quiera puede acudir y desarrollar sus propios muebles bajo la tutela de María Blasco. "A través de los talleres mucha gente se comienza a dar cuenta del trabajo y el tiempo que conlleva realizar artículos manualmente", comenta. Y este precisamente es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los artesanos aragoneses como ella, ya que en Zaragoza no se aprecian los artículos realizados con las manos. "Se suelen considerar rancios y antiguos --lamenta María-- cuando en otros países se valora mucho este tipo de procesos que conllevan tanto trabajo".

A día de hoy, Pétula Plas ha realizado más de 150 diseños diferentes. "Me cansa ver siempre las mismas cosas", admite Blasco, quien se define como una persona muy cambiante que hace a su marca "ir evolucionando constantemente". Aún así, algunos de sus proyectos se mantendrán. "La silla de palés y la mesa Calotipo permanecerán", asegura María Blasco. Pero surgirán nuevos diseños. "Al final, será el cliente quien decida qué se mantiene y qué no", concluye.