Esta vez la Reserva Federal no ha salvado con una inyección económica a los gigantes en problemas pero ha intentado rebajar la crisis relajando sus normas de préstamos de emergencia a los principales bancos de inversión de Wall Street. El paso más inusual en esta ocasión lo dio el gobernador de Nueva York, David Paterson, al conceder ayer permiso a AIG para recibir de sus propias subsidiarias 20.000 millones de dólares en préstamos, lo que da algo de tiempo al gigante de seguros para negociar ayudas con la Fed. Paterson defendió el fundamento de esta iniciativa al considerar que AIG tiene "un problema de liquidez" pero "continúa siendo extraordinariamente solvente".