El sector financiero español observa con atención los preparativos de Unicaja para salir a bolsa, un debut que tendrá lugar el próximo 30 de junio, según el folleto que la entidad andaluza publicó esta semana y en el que fija un precio de entre 1,10 y 1,40 euros por acción.

La cifra exacta se conocerá el 28 de junio, cuando se establezca el precio final de la salida al parqué, con lo que la capitalización bursátil estará entre 1.700 y 2.200 millones.

Unicaja se adelanta de esta forma a la ampliación de capital de 7.000 millones de euros que el Banco Santander tiene previsto hacer en dos meses para digerir el Popular, intervenido e inmediatamente vendido al banco que preside Ana Botín por un simbólico euro.

Ese mismo día, en una rueda de prensa improvisada, la presidenta del Santander anunciaba que pedirían ayuda a sus accionistas para que acudan a la citada ampliación de capital y daba a entender que ya la tenían asegurada.

El mercado ha estado bastante agitado en las últimas semanas con las pérdidas del Popular y también con Liberbank, que llegó a perder más de un 40% la misma semana de la intervención por el acoso de los inversores a la baja, hasta que el supervisor del mercado, la CNMV, se decidió a prohibir durante un mes las posiciones cortas.

Esta decisión contrasta con la actuación del organismo regulador con el Banco Popular, que se desplomó en bolsa durante semanas cada vez con mayor virulencia al ritmo de los rumores que no auguraban nada bueno para el futuro de esta entidad.

Por su parte, Ibercaja no tiene prisas para su previsible salida a bolsa. Y más ahora que el Gobierno ha prolongado tres años (hasta el 2023) el plazo que obliga a las fuxndaciones bancarias (antiguas cajas) a perder el control de los bancos a los que transfirieron su negocio o, de forma alternativa, acumular un gravoso colchón por si tuviesen que socorrerlos. La salto bursátil es el la vía más fácil para cumplir esta exigencia.