La indigestión del ladrillo sigue lastrando las cuentas del Popular. El banco perdió 137 millones en el primer trimestre, tras los números rojos de 3.611 millones del año pasado (126 millones más de lo anunciado inicialmente por los errores detectados hace una semanas). El nuevo consejero delegado, Ignacio Sánchez-Asiaín, admitió ayer que son unos resultados «agridulces», ya que los ingresos cayeron menos de lo esperado, pero las provisiones para afrontar pérdidas futuras superaron las previstas.

El banco realizó saneamientos de 496 millones (311 millones para los activos inmobiliarios), un 69,9% más que un año antes, lo que provocó que las ganancias del negocio sano bajaran un 34,5%, a los 180 millones, y las pérdidas del ladrillo aumentaran el 75%, a los 317 millones. La morosidad sube del 12,68% al 14,91% y el peso de las provisiones sobre los activos tóxicos ha mejorado algo al 45,22%, con lo que ambos indicadores siguen peor que presenta la competencia.

Otro problema es que tiene un nivel justo de capital: 11,91%, apenas 53 puntos básicos por encima del mínimo legal. El ratio que mide la solvencia como si los requisitos de capital previstos para el 2019 estuvieran ya vigentes, además, está en el 7,33%, con lo que no cumpliría lo exigido. El ejecutivo, en este sentido, ha dejado abierto una vez más la posibilidad de hacer una macroampliación de capital, que sería la cuarta realizada durante los últimos años. Ayer se conoció que la familia Luksic, la mayor fortuna de Chile, se ha hecho con el 3,014% del capital.

VENTAS Y FUSIONES / Sánchez-Asiaín también afirmó que hay «conversaciones avanzadas» para vender algunos activos no estratégicos, entre los que podrían estar la unidad de tarjetas WiZink y la filial estadounidense Total Bank. Asimismo, reconoció que «desde el 2008 ha habido conversaciones continuas» entre banqueros sobre fusiones, pero que de momento no han pasado de «conversaciones de almuerzo» y el Popular no ha recibido una propuesta «seria».

El mercado está a la espera de que Emilio Saracho, presidente de la entidad desde el pasado febrero, presente su nueva estrategia. Pero Sánchez-Asiaín retrasó «hacia el verano» su anuncio. «El principal problema del Popular es la falta de confianza del mercado», argumentó.