El servicio de estudios BBVA Research augura para el 2017 y el 2018 «un mundo con más crecimiento y más inflación» en el que el Banco Central Europeo (BCE) podría empezar a subir sus tipos de interés a finales del año próximo, antes de lo esperado. El euríbor hipotecario, podría iniciar su escalada incluso algo antes, a mediados del 2018, anticipándose así a los movimientos del BCE, según el nuevo escenario de previsiones del BBVA.

A medida que la inflación vaya repuntando «el BCE va a encontrar menos razones para continuar con su política expansiva de balance y de tipos negativos», afirmó ayer el economista jefe del Grupo BBVA, Jorge Sicilia durante la presentación del informe Situación España. En el caso de la deuda pública, BBVA estima que la política de compra de activos del BCE ha servido para reducir la prima de riesgo del bono español a 10 años entre 0,5 y 0,7 puntos porcentuales. La carga financiera también aumentará para familias y empresas.

En su informe sobre la economía española, BBVA Research eleva dos décimas su previsión de crecimiento para el 2017, hasta el 2,7% (la misma tasa proyectada por el Gobierno), si bien se confirma la desaceleración de la actividad respecto al 2016, cuando el PIB subió el 3,2%. Para el 2018, el BBVA también prevé un crecimiento del 2,7%.

Se estima que el encarecimiento del petróleo restará tres décimas al PIB en el 2017 y otras dos, en el 2018, según el responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech.

Para estos dos años se prevé la creación de 920.000 empleos, de modo que la tasa de paro podría situarse en el 17,5% de la población activa a finales del 2017 y en el 15,8% en el 2018. En cuanto a la inflación, se prevé una media del 2,1% este año y del 1,9% el próximo.

Los economistas del BBVA expresaron su preocupación por el riesgo de que la subida del 8% aprobada por el Gobierno para el salario mínimo interprofesional (SMI) del 2017 «contagie» en alguna medida a otras remuneraciones, por lo que pidieron estar «vigilantes» al respecto.

Según los cálculos estimados, «un shock salarial equivalente a un aumento de un 1% en los salarios reales a largo plazo provocaría que el nivel de empleo se desviara un -1,9% respecto al escenario base», con la consiguiente menor creación de puestos.