Cual oráculo, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, lanzó este jueves un nuevo mensaje para calmar a los mercados al abrir la puerta a más estímulos y a ampliar las compras de deuda si las turbulencias por la situación china empeoran.

En una reunión del consejo de gobierno del banco en la que además de mantener invariables en el mínimo histórico del 0,05% los tipos de interés se revisaron a la baja las previsiones de crecimiento e inflación, Draghi, dijo que el programa de compra de activos, que asciende a 60.000 millones de euros mensuales, seguirá como estaba previsto hasta septiembre del año que viene "o más adelante si es necesario".

Además, en el encuentro del instituto emisor se decidió elevar el límite máximo que el BCE puede adquirir de cada emisión de deuda, del 25% al 33%, aunque tras estudiarlo "caso a caso". Después de que el FMI invitara a mantener este estímulo, Draghi reiteró "la disposición y la capacidad de actuar" si empeora la situación económica o los objetivos de inflación a medio plazo se alejan mucho del 2% previsto.

También explicó que el cambio del límite de las adquisiciones busca "mantener una fluida implementación del programa (...) y las cuestiones técnicas no frenarán su aplicación", agregó. Draghi recordó que el programa de compra de activos cuenta con suficiente flexibilidad en términos de ajustar "el tamaño, la composición y la duración".

Al menos por el momento, los mensajes de Draghi se convirtieron en combustible o en bálsamo para las bolsas, que experimentaron una jornada de compras y de subidas. Para los analistas, el presidente del BCE quiso dejar claro que está dispuesto a emplear toda la artillería necesaria en caso de un gran deterioro económico.

No será hoy mismo, pero en un mundo financiero en el que priman los mensajes y las reacciones ante los mismos, los protagonistas se dan por satisfechos con saber que el banco central tiene la predisposición a utilizar nuevo arsenal o ampliar el que ya usa, si es preciso.

Lo cierto es que la volatilidad de los mercados en las últimas semanas refleja que los factores negativos en el terreno económico han ganado terreno, como admitió el propio Draghi. De hecho, el BCE ha rebajado las previsiones de crecimiento e inflación de la zona euro para este año, el que viene y el siguiente. "La recuperación seguirá, pero a un ritmo menor del previsto", admitió tras la reunión del consejo de gobierno de la institución.

Para el presente ejercicio, la tasa de crecimiento prevista pasa a ser del 1,4% en vez del 1,5% estimado inicialmente; para el 2016, del 1,7%, en lugar del 1,9% y para el 2017, del 1,8% en lugar del 2%. Esta ralentización la atribuye Draghi al menor crecimiento de las economías emergentes. Esa evolución afecta, además de al comercio internacional, a la confianza, explicó el presidente del BCE, que recurrió a China para ilustrarlo.

Por su parte, la evolución de la inflación en la eurozona será este año del 0,1%, por debajo del 0,3% estimado en junio, mientras que para el año que viene repuntará hasta el 1,1%, cuatro décimas menos que en su anterior pronóstico. En el 2017, la tasa de aumento de los precios será del 1,7%, frente al 1,8% anunciado en junio pasado.

INFLACIÓN NEGATIVA

Draghi reconoció que se producirán decrecimientos de los precios o tasas negativas en los próximos meses, pero serán "transitorias" debido al descenso de la cotización del barril de petróleo. En todo caso, aseguró que la entidad vigilará cualquier riesgo de desplome de los precios y mantiene el objetivo de estabilidad de la inflación en torno al 2%. Ni rastro de la palabra deflación (caída sostenida del nivel de precios), un fantasma económico que se había agitado meses atrás.

El presidente del BCE consideró que el crédito ha mejorado en países como España, Italia y Francia. "Tenemos pruebas de que nuestra política monetaria funciona", dijo.

Explicó que la dinámica del crédito mejora. En julio, los préstamos a empresas no financieras en la eurozona aumentaron el 0,9%, frente al 0,2% de junio, "siguiendo con su recuperación gradual desde comienzos del 2014", apuntó. El crédito a los hogares en la zona del euro creció a una tasa anual del 1,9% en julio, tras hacerlo el 1,7% en junio.

Con todo, y pese a las mejoras sigue retrasado con respecto al ciclo económico o los ajustes financieros que están llevando a cabo tanto el sector financiero como el resto, según Draghi.