Las previsiones utilizadas por la Comisión Europea para avalar el borrador de presupuesto español del 2017 auguraron en enero que España cerraría este ejercicio con un déficit público del 3,3%, dos décimas por encima del objetivo prometido. En apenas un mes esa cifra se ha quedado obsoleta. Bruselas cree ahora que la recaudación fiscal será inferior y que el agujero presupuestario se disparará al 3,5%, cuatro décimas por encima de lo pactado lo que supone un desfase de 4.400 millones.

Aunque ni el Ejecutivo comunitario ni el Ecofin han solicitado hasta ahora nuevos ajustes sí habían pedido al Gobierno que esté preparado para meter de nuevo la tijera si fuera necesario. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ya avanzó tras la última reunión en Bruselas que el ministro Luis de Guindos se había comprometido a adoptar medidas si fuera necesario y ese momento, a tenor de los nuevos números, podría estar más cerca.

Según las nuevas previsiones, España cerró el 2016 con un déficit público del 4,7%, una décima por encima del objetivo y también de lo pronosticado hace un mes debido a unos ingresos fiscales en noviembre, a cuenta del adelanto del impuesto de sociedades, inferiores a lo previsto. La brecha además seguirá aumentando en el 2017 y se disparará hasta las cuatro décimas, el 3,5%, vulnerando claramente el objetivo aprobado en agosto pasado, para caer al 2,9% en 2018.

Este peor pronóstico pone más presión sobre el gobierno de Mariano Rajoy, que sigue sin encontrar los apoyos necesarios para aprobar las cuentas del 2017. Aún así, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, evitó ayer pedir nuevos sacrificios. «Las cosas parecen ir por el buen camino», explicó durante la presentación de unas previsiones de invierno que achacan el agujero a dos factores: las dudas sobre la recaudación por las recientes alzas de impuestos --de sociedades, alcohol, tabaco o la ampliación de base de las cotizaciones sociales-- y a los riesgos relacionados con «pasivos contingentes» que no detallan.

MENOS CRECIMIENTO / El nuevo análisis señala que el déficit estructural mejorará ligeramente este año y se estabilizará en 2018 y que la deuda pública seguirá siendo abultada, en torno al 100% del PIB. Además, valora positivamente que «durante su tercer año de expansión, España ha seguido creciendo más rápido que la media de la zona euro y el PIB casi llegó al nivel precrisis el año pasado», valoran. Un crecimiento más «equilibrado» que en ejercicios anteriores impulsado por la demanda interna pero con una aportación positiva de las exportaciones en 2016 por primera vez desde el inicio de la fase de recuperación.

Aún así, el crecimiento empezará «a desacelerar»: el 3,2% en 2016; un 2,3% en 2017 y un 2,1% en 2018 debido a una ralentización del consumo privado, así como a otros factores. Y la misma evolución registrará la creación de empleo, que, aunque se desacelerará, seguirá siendo robusta. La tasa de paro caerá al 17,7% en 2017 y al 16% en 2018.