Los bancos europeos deben dotarse de un capital reforzado frente a la crisis de la deuda soberana de la zona euro y las entidades financieras que no dispongan de un nivel suficiente de capital para absorber esos riesgos deben tener prohibido el reparto de dividendos y la distribución de bonificaciones entre sus directivos, propuso ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ante el pleno del Parlamento Europeo.

Barroso señaló que las incertidumbres que han trasladado la crisis griega y la crisis de la deuda pública a la banca requieren que a los bancos importantes europeos se les exija "temporalmente" un nivel más elevado de capital del previsto en la legislación actual para despejar esas dudas y restablecer la financiación de la economía real. Una recapitalización coordinada de la banca europea es "urgente", subrayó Barroso.

La fijación de esos nuevos porcentajes de capital mínimos para absorber una depreciación del valor de la cartera de deuda pública de los bancos deben fijarla la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés) y los supervisores nacionales, al igual que los métodos de evaluación, indicó Barroso.

"Los bancos que no tengan el nuevo capital exigido deberán presentar planes para lograrlo lo antes posible. Hasta que no lo hagan, se les deberá prohibir el pago de dividendos y bonificaciones", precisó Barroso en el pleno, entre los aplausos de los eurodiputados.

BARROSO CON ALEMANIA La Comisión Europea se alineó durante el debate parlamentario con la posición de Alemania contra Francia y defendió que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera sólo se debe utilizar como "último recurso" para esa recapitalización de los bancos. La discrepancia de la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, sobre este punto está retrasando el plan de recapitalización bancaria.

"Los bancos deben utilizar fuentes privadas de capital en primer lugar. Si es necesario, los Gobiernos nacionales les deben proporcionar asistencia en segundo lugar. Y como último recurso pueden recurrir a un préstamo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera", indicó Barroso. "Cualquier ayuda pública debe ser compatible con las normas de ayudas estatales", recordó el presidente de la Comisión Europea.

Pero la crisis financiera, insistió Barroso, no se resolverá hasta que se adopte una "solución definitiva" para la crisis griega. "Las dudas sobre el futuro de Grecia comprometen la estabilidad del conjunto de la zona euro y más allá. Hay que eliminar definitivamente esas incertidumbres", explicó el presidente. Para ello, detalló, debe aprobarse la entrega del nuevo préstamo de 8.000 millones y adoptar una solución sostenible para Grecia a través de un segundo plan de rescate, con suficientes fondos públicos y una "adecuada" contribución de la banca y los acreedores privados.

CRÍTICAS DE LA BANCA Bajo el impulso de Alemania y de la propia Grecia, la Unión Europea (UE) está presionando a la banca y los inversores privados para que acepten una pérdida en el valor de la deuda pública de sus portafolios superior al 21% que se pactó en julio. Fuentes comunitarias estiman que sería necesaria una quita del 50% del valor de la deuda griega para garantizar que el país puede superar la crisis, sin hundirse aplastado por el coste de una deuda que representará este año más del 161% del PIB heleno.

Las propuestas de Barroso fueron mal acogidas por el sector bancario. La Asociación de Bancos Alemanes (BdB) calificó la iniciativa de "inadecuada", porque "no combate las causas de la crisis de endeudamiento soberano actual". La banca alemana estimó que esa exigencia de capital adicional sería perjudicial y recordó que las entidades ya han incrementado su capital en los últimos meses y son más resistentes que antes. "La prohibición de reparto de dividendos podría tener efectos contraproducentes, porque dificulta aún más la posibilidad de lograr capital en el mercado", argumentó la patronal bancaria alemana.

En la misma línea, la Asociación de Banqueros Británicos (BBA) también indicó que la crisis actual europea no es fruto de las dificultades de la banca sino de la deuda soberana y aseguró que el sector bancario británico se ha reformado a fondo. Por su parte, un portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB) indicó a Efe que los comentarios de Durao Barroso generan "incertidumbre y confusión" y, además, sitúan a las entidades en "una gravísima situación de sospecha y desconcierto". Asimismo, lamentó "la falta de transparencia con la que se está llevando a cabo el debate sobre las crisis de las deudas soberanas y cómo está afectando a los bancos europeos". Además, solicitó que las autoridades europeas aclaren con urgencia "qué solución van a dar a la crisis griega y qué va a ocurrir con la capitalización de los bancos".

El presidente del Eurogrupo y primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, advirtió a los bancos que puedan necesitar fondos públicos para recapitalizarse que después tendrán "la obligación de devolver parte de sus ganancias" y quedarán sometidos a un control.