La Comisión Europea considera que es pronto para cuantificar el posible efecto de la crisis catalana en la economía. Pero eso sí, Bruselas alerta de que los «riesgos existen» y de que en función de los desarrollos futuros podría haber «un impacto sobre el crecimiento español».

«Nuestro escenario central no incorpora el impacto económico potencial de los acontecimientos en Cataluña. Hasta ahora las reacciones de los mercados han sido muy limitadas. Existe el riesgo de que la evolución futura pueda tener un impacto, más bien limitado, sobre el crecimiento. Pero no podemos anticiparlo y no voy a especular sobre este u otro escenario político», apuntó ayer el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, durante la presentación de las previsiones de otoño del Ejecutivo comunitario. Bruselas, de hecho, ha elevado la previsión de crecimiento de España para este año del 2,8% al 3,1% y para el que viene del 2,4% al 2,5%, además de situar en el 2,1% la del 2019. Con todo, la fecha de corte de sus nuevas estimaciones fue el 23 de octubre, antes de que el Parlament declarase la independencia.

Las autoridades comunitarias también han tenido en cuenta que el rango de impacto estimado por las instituciones españolas es demasiado amplio (de 0,2 puntos de PIB en el 2018 a 2,5 en dos años). Así, la Comisión es por ahora más optimista que el Gobierno, que rebajó su augurio del 2018 del 2,6% al 2,3%. De hecho, el presidente, Mariano Rajoy, aseguró ayer que «podría ocurrir que el año que viene» el efecto de la DUI en el turismo, el comercio y la fuga de empresas «obligara a rebajar la previsión de crecimiento». El ministro Guindos fue más claro y se mostró «convencido» de poder elevar la previsión de crecimiento del año que viene «si la situación en Cataluña mejora en las próximas semanas.

CRECIMIENTO RÉCORD

Según las nuevas previsiones de otoño, el crecimiento del PIB será este año del 2,3% en el conjunto de la UE y del 2,2% en la Eurozona, la tasa más elevada de la última década y medio punto por encima de lo vaticinado en primavera. Aunque la actividad se moderará en el 2018, seguirá siendo fuerte gracias a la reducción de las incertidumbres políticas en Europa, a la creación de empleo y a una demanda mundial fuerte, que tirarán del PIB, según la CE.