El mejor sistema de calefacción por biomasa tiene sello aragonés. La firma zaragozana Biocurve ha logrado diseñar y fabricar la primera caldera de condensación alimentada por pellet, situándose de esta forma a la vanguardia del sector. De hecho, solo hay otra empresa en el mundo que fabrica este tipo de equipos, tal y como destaca Ignacio Quílez, socio fundador de Biocurve: "Hay una compañía austriaca que también las comercializa, pero las suyas no son tan potentes; solo llegan a 18 kilovatios (kw) y nuestra gama va de 25 a 100 kw".

El mercado de la calefacción ofrece actualmente tres tipos de calderas: las convencionales, las de baja temperatura y las de condensación. Estas últimas tienen un mayor rendimiento, por lo que las de gasoil o gas natural han tenido un gran desarrollo en los últimos años. Sin embargo, hasta ahora no había un equipo de estas características para el sector de la biomasa. "La gran diferencia es que nuestro producto, al ser más eficiente, permite ahorrar un 10% de combustible (pellet) frente a la mejor caldera convencional del mercado", subraya Quílez.

Su clara apuesta por la I+D ya les ha reportado importantes reconocimientos. La firma ganó en octubre del año pasado el concurso de innovación de Expobiomasa, la feria sectorial de referencia en España, mientras que en marzo de este año se quedaron segundos en la misma categoría en el Salón BoisEnergie, el más importante de Francia.

La firma, que empezó a comercializar sus calderas en octubre del 2014 y que está ubicada en el vivero de empresas del CEEI del barrio del Actur, ya tiene la patente en España y la ha solicitado para toda Europa. "Como acabamos de nacer nuestro ritmo de ventas aún es moderado, pero creemos que este sector tiene mucho recorrido", indica Quílez, que apunta que Biocurve quiere enfocarse sobre todo al sector terciario aprovechando la mayor potencia de sus calderas. "La más pequeña, la de 25 kw, permite calentar un chalet de 250 metros cuadrados, por lo que nuestros productos son idóneos para casas rurales, residencias, polideportivos, gimnasios o colegios", explica.

Además, la compañía ya ha realizado instalaciones en pequeñas industrias de Aragón y busca posicionarse en las granjas. "En las comunidades de vecinos también tenemos una buena oportunidad de negocio", añade José Manuel Muñoz, socio e ingeniero de diseño de Biocurve. En Zaragoza, de hecho, ya hay bastantes calderas de edificios alimentadas por biomasa.

Con todo, la compañía ha nacido con "clara vocación internacional". "Más que nada porque en España no se venden suficientes", apunta Quílez. El año pasado el mercado exterior ya supuso el 25% de su facturación y se posicionaron en países como Irlanda, Reino Unido, Bélgica y Francia. "Si todo va como pensamos, en un futuro las exportaciones representarán hasta el 80% de nuestro negocio", destaca Quílez.

La creación de Biocurve se debe, en parte, al cierre de la firma zaragozana Álvarez Beltrán. Ambos socios se conocieron en la citada empresa, donde Muñoz era el responsable de producto de fontanería y calefacción. "Antes de trabajar ahí tenía una ingeniería de eficiencia energética e incluso diseñé una caldera de condensación para gas natural", comenta Muñoz. Ese proyecto lo desarrolló junto a un socio vasco que regenta una calderería en un pueblo de Bilbao. "La de biomasa también la hemos diseñado con su apoyo; de hecho, nuestras calderas se fabrican en Bilbao", añade.

Así, en las instalaciones del CEEI del barrio del Actur se concentra todo el área de diseño e ingeniería, además del banco de pruebas donde se realizan los "test de estrés" de los equipos.

Biocurve, que ha supuesto una inversión de casi un millón de euros, ya ha creado cuatro empleos en la planta de Bilbao y ahora va a generar otro puesto en Zaragoza.