Los agricultores miran estos días con desolación sus tierras y no pueden ocultar la decepción de ver campos blanquecinos que hace menos de un mes lucían un envidiable color dorado. La paja ha sustituido al grano y el calor sofocante y anormal con el que comenzó mayo tendrá consecuencias desastrosas en la cosecha de cereal de invierno en Aragón. Las inusuales altas temperaturas, cercanas a los 40 grados, unidas a la escasez de lluvias en primavera mermarán la campaña 2015 como mínimo un 50%. En diez días, las expectativas de repetir una cosecha récord como la del 2013, con más de dos millones de toneladas, se desvanecieron y apenas se confía en aspirar a repetir las 900.000 del 2014, considerado un año "en la media".

Aunque el cereal, en general, tuvo una buena nascencia, las lluvias de marzo contribuyeron al desarrollo vegetativo de la planta y, a pesar de que en abril tampoco se registraron las precipitaciones necesarias, el tempero reunía unas condiciones favorables para la correcta evolución de las espigas. Pero el calor llegó de manera abrupta y excesiva los primeros días de mayo y arrasó las previsiones optimistas. "Era el momento de llenado del grano y se deshidrató", José Manuel Penella, secretario general de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA). "La cosecha ha empezado una semana antes de lo habitual, una señal clara y evidente de que la cosa no ha ido bien", añade.

Los agricultores comienzan ahora la recolección en las zonas más tempranas, aunque algunos ya han decidido que no merece la pena y lo dan todo por perdido. Es el caso del Jiloca, en Teruel, donde el perjuicio del calor puede superar el 70% de la cosecha, según la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Aragón. "Si la situación se repite y persiste, empezarán los problemas en los pastos, que se están secando, con la consiguiente repercusión en los costes para la ganadería", avisa José Manuel Roche, secretario general de esta organización agraria.

Los trabajos se generalizarán en toda la comunidad la próxima semana, pero la recolección también ha empezado ya en los primeros campos de guisantes para pienso y de avena de los Monegros y Belchite. "El viento tampoco favorece a este cereal porque es más débil, se cae al suelo y ya no se puede recoger", añade Penella, cuya organización ultima las estimaciones sobre las toneladas de cereal que se recogerán este año. En la comunidad, entre 650.000 y 700.000 hectáreas se dedican al cultivo de cebada, trigo, avena y centeno.

En cuanto a los precios, Penella avanza que "deberían tender al alza o, al menos, no hay ningún motivo para que bajen", basándose en que las cosechas han sido malas en los países del Este (de donde se importa cereal para pienso) y en el descenso de hectáreas dedicadas a estos cultivos en Francia (en beneficio de los pastos para ganadería), así como en la paridad euro-dólar. "Si los precios no son buenos para el agricultor, será culpa de la especulación", concluye.