En la actualidad, especialmente en grandes ciudades, hay familias con un significativo poder adquisitivo insatisfechas con su vivienda. Los progenitores son profesionales consolidados, disponen de ahorros y les gustaría cambiar su piso por otro más grande y mejor ubicado. No obstante, la mayoría no se atreve. Nadie compra el nuevo sin haber vendido el antiguo, ya que no creen que pueda venderse de forma rápida y sin un gran descuento sobre el precio deseado.

¡Hay que ver cómo cambian los tiempos! De 1998 al 2005 sucedía lo contrario. La prioridad era comprar el nuevo, antes de que su precio subiera más. Si se adquiría sobre plano, se mantenía el antiguo hasta tres o seis meses antes de la entrega de la vivienda comprada. El motivo era muy sencillo: la adquisición se efectuaba al precio del pasado y la venta al actual. Una magnífica estrategia y un fantástico negocio. Incluso, si el tiempo transcurrido entre ambas operaciones se acercaba a los dos años, el cambio de piso podía salir casi gratis.

¿Qué pueden hacer los promotores para modificar la actual tendencia? Una buena opción es el alquiler con opción de compra, especialmente para viviendas con una superficie superior a los 100 metros y una adecuada ubicación. Con ella desaparece el miedo al cambio, ya que puede ofrecer al nuevo inquilino hasta cinco años para vender la vivienda de su propiedad. Así, la desconfianza del demandante se transforma en seguridad, el promotor obtiene unos ingresos extra vía alquiler y, además, la seguridad de que los pisos arrendados serán vendidos en el futuro a su inquilino actual. Ninguna familia que ha probado lo exquisito (el nuevo piso) quiere volver a lo común (el antiguo). Si así lo hiciera, su entorno lo observaría como un fracaso. Y a nadie le gusta fracasar.

No obstante, hay algunos promotores que necesitan liquidez y no pueden ofrecer provisionalmente sus pisos en alquiler. Indudablemente, su situación es complicada por la desaparición de la demanda de mejora. Dadas las circunstancias, mi recomendación es clara: acepte un canje de pisos. Es decir, venda el nuevo a cambio del antiguo y unos miles de euros. En los tiempos que corren, más vale poco que nada. entidad aplicará el más favorable.