El salón de actos de la Cámara de Comercio de Zaragoza se llenó ayer de jóvenes ávidos de un puesto de trabajo y, sobre todo, de una estabilidad laboral. La mayoría de los asistentes a la segunda edición de la feria de empleo organizada por la institución cameral pusieron en duda la manida recuperación económica, que, en su opinión, está pasando de puntillas por los menores de 30 años.

«Encontrar un trabajo digno y de lo tuyo es muy difícil; somos muchos y hay pocas ofertas», lamentaba Víctor, un joven de 29 años que estudió diseño gráfico y que está trabajando de ayudante de vendedor en El Corte Inglés.

«Cuando tienes 22 años te da más igual, pero yo ya tengo 29 y lo que busco es más estabilidad laboral», aseguraba Roberto Monzó, que acudió a la feria «por si surgía una oportunidad». Este ingeniero técnico mecánico y con un máster en prevención ha pasado por varias empresas, pero ninguna le ha ofrecido lo que él busca. «Las retribuciones han sido malas en casi todas y en algunas me exigían mucha movilidad; estoy casado y me gustaría desarrollar un proyecto de vida aquí», lamentaba el zaragozano.

En este sentido, la feria, por la que ayer pasaron unos 150 jóvenes, se llenó de ejemplos de precariedad laboral. Es el caso de Karim, que estudió una FP de albañilería: «Estoy buscando otros sectores; trabajé dos meses en una empresa de reformas de 8 de la mañana a 8 de la tarde por poco más de 1.000 euros al mes». O el de Laura, que tiene 25 años: «Yo hice márketing y ahora estoy en una empresa pequeña con un contrato parcial de 11 horas a la semana, por eso me gustaría uno a tiempo completo».

Una veintena de empresas participaron ayer en la feria. Inycom, Libelium, Decathlon, Atades o Sesé fueron algunas de ellas. Esta última, por ejemplo, acudía al salón en busca de «talento y ganas de trabajar». «Apostamos mucho por la formación interna, así que tampoco exigimos unos perfiles concretos, aunque ahora sí que necesitamos programadores», apuntaron.