Isabel Félez es un tesoro, por insólita y por admirable. En 1997, esta emprendedora de Alcorisa fundó Chocolates Artesanos Isabel, donde ha creado seis empleos femeninos en el medio rural, genera riqueza en su entorno al utilizar materias primas naturales de la zona, elabora productos ecológicos sin ningún tipo de alérgeno ni aditivos y, por si fuera poco, promueve el comercio justo. Hasta el packaging procede de bosques sostenibles y plásticos biodegradables. Porque su pasión es crear chocolates responsables y comprometidos, no solo deliciosos, sino también con un impacto positivo en el entorno y en el planeta.

"Quería hacer las cosas bien en todos los aspectos, con el concepto más amplio de calidad", explica Félez. "Ponemos todo nuestro empeño y saber hacer en elaborar chocolates sorprendentes de gama alta, pero también nos importan las personas que lo hacen posible y las condiciones en las que trabajan", argumenta la empresaria turolense, no sin reconocer que ser fiel a esta filosofía dificulta mucho las cosas. "Todo es más complicado: encontrar proveedores, la burocracia de los certificados... Además, somos pequeños y tenemos menos medios humanos y económicos. Pero nos adaptamos", afirma.

Azafrán, sal o 'petazetas'

Ella siempre quiso montar su propio negocio y quedarse en su Teruel natal. Después de muchos años trabajando el chocolate en algunas de las mejores pastelerías y chocolaterías de España, Francia, Bélgica o Italia, con apenas 20 años cumplió su sueño: abrir un pequeño obrador en su pueblo. Empezó con pasteles, bollería e incluso algo de pan, pero se fue decantando hacia el cacao y, desde hace cuatro años, se ha convertido en su único protagonista, hasta configurar un catálogo actual de más de 50 referencias: desde tabletas de sabores tan originales como chocolate con azafrán, sal o petazetas hasta cremas para untar, productos de temporada (turrón en Navidad y monas de Pascua) o chocolatinas personalizadas para regalos o celebraciones. Pero su producto favorito son las Piedrecicas del Calvario, una especialidad que le ha aportado fama y prestigio y que cuenta con el sello de Calidad Alimentaria del Gobierno de Aragón.

Félez y su equipo tratan el chocolate desde el haba a la tableta (bean to bar), comenzando por el tostado. "La mayoría de los productores en España trabaja a partir de la masa ya hecha de cacao con azúcar. En cambio, nosotros queremos recuperar el oficio de chocolatero. Así eliminamos intermediarios que lo procesen y tenemos una relación directa con el productor del cacao", detalla, que son cooperativas de Latinoamérica. "El objetivo es crear con el chocolate y hacer de él una joya, que aporte placer a los sentidos y al corazón de las personas", resume. Para ello, trabaja con materias primas ecológicas y de comercio justo, como el cacao y el azúcar de caña, y también de consumo local, principalmente el aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón y la almendra marcona turolense.

Chocolates Isabel comercializa sus productos en toda España, "bastante en Francia y un poquito en Suecia". Su tienda on line lleva diez años activa y supone un 20% de su facturación. "Queremos seguir aprendiendo, diversificando productos, ganando clientes y demostrando que se puede trabajar de forma ética, cada uno en su sector. Todos debemos ser conscientes de que con nuestro acto de compra diario estamos eligiendo en qué mundo queremos vivir", concluye.