Cuando usted aprieta un interruptor, lo que está haciendo es cerrar un circuito por el que fluye la corriente eléctrica que enciende la bombilla. Es lo que se conoce, obviamente, como circuito cerrado. Por cierto, circuito, define la RAE, es el recorrido previamente fijado que suele terminar en el punto de partida.

En un par de días el BCE regará por segunda vez de liquidez ilimitada a la banca, una medida que está demostrándose de un alto poder paliativo, que no curativo. Ayer se supo que los bancos españoles (como muchos otros europeos) han aprovechado esa liquidez para aumentar en 23.100 millones de euros su cartera de deuda pública, hasta los 229.600 millones. Es un negocio redondo, promocionado por los Gobiernos para reducir las primas de riesgo. El BCE, de hecho, lleva dos semanas sin comprar bonos soberanos. Pero, claro, el dinero no llega a empresas y familias en forma de crédito, uno de los motivos que nos empujan a la recesión.

Circuito procede del latín circuitus, que quiere significa rodeo. Rodeos, como los que da Europa desde hace meses para resolver la profunda crisis que nos amenaza. Barroso anunció ayer el enésimo retraso en la ampliación del fondo de rescate. Esperable: Alemania sigue remoloneando, por más que le presione el G-20, y Bruselas poco puede hacer. Así las cosas, el Ibex 35 cerró con un magro avance del 0,11%, hasta los 8.537,20 puntos, con la prima estable en los 316 puntos. La liquidez gana tiempo, pero no soluciona problemas.