El coche conectado ya está aquí. Lo que hasta hace pocos años parecía ciencia ficción está dando paso a una nueva tendencia que ha irrumpido con fuerza en el mercado. Este año se venderán en todo el mundo casi 50 millones de vehículos equipados con sistemas que convierten esos coches en prolongaciones del smartphone del usuario hasta el punto de actuar como una caja negra de sus hábitos de conducción gracias a la gran cantidad de datos generados por los sensores. Pero, ¿quién controla esa valiosa información de los smartcars?

El Mobile World Congress (MWC), que abrirá mañana sus puertas en Barcelona, se convertirá nuevamente en un escaparate y un acelerador de la simbiosis entre teléfonos móviles y coches. La apuesta de las marcas por una feria diseñada inicialmente para que las compañías tecnológicas mostraran sus últimas novedades volverá a crecer en esta edición, hasta el punto de que algunos fabricantes de vehículos dan ya más importancia al Mobile que a los tradicionales salones del automóvil.

La tendencia no es caprichosa, sino que responde a una demanda en auge de los consumidores. El nuevo mercado de coches inteligentes seguirá creciendo de forma exponencial en los próximos años hasta sumar en el 2022 un total de 700 millones de vehículos conectados a internet, según algunos estudios.

«Estar conectado es algo imprescindible hoy en día y en todo momento, también en el coche», asegura Leyre Olavarría, responsable de conectividad de Seat, una marca que ha creado un equipo específico para diseñar y desarrollar soluciones para que los conductores puedan acceder a mensajes, redes sociales y otras aplicaciones de forma segura. Actualmente, un tercio de los Ibiza que vende Seat están plenamente conectados a internet a través de los smartphones con sistemas Android e iOS (Apple).

CENTRO DE ‘BIG DATA’

La importancia de la conectividad y de la gestión de los datos que proporcionan los smartcars ha llevado al grupo Volkswagen a crear un centro de big data en Barcelona que dependerá de Seat. Los 50 empleados de alta cualificación que trabajarán en el nuevo centro tendrán como principal misión analizar datos proporcionados por los vehículos para diseñar apps para mejorar la movilidad en las grandes ciudades.

De forma paralela al despegue de los nuevos vehículos, se está produciendo un intenso debate legal, ético y técnico sobre el uso del gran potencial del big data aplicado a la movilidad. «Hasta ahora, los fabricantes de vehículos hacían un uso poco intensivo de la información alrededor de los vehículos vendidos, más allá de tener la ficha del propietario y de su historial de revisiones en el taller. Pero con el coche conectado, tendrán acceso a mucha más información», indica José Ramón Morales, socio de Garrigues.

APROBACIÓN PREVIA

De la misma manera que un usuario de un móvil tiene que dar su consentimiento al envío de ciertos datos a operadoras de telefonía o desarrolladores de app por la ley de protección de datos, «será necesario que los propietarios de un vehículo den su aprobación para que su información pueda ser utilizada», según Morales.

«En Seat hemos optado porque la propiedad de los datos que genera el coche conectado sea del usuario y por pedir siempre su consentimiento para utilizarlos», indica Leyre Olavarría. Ese mismo principio es la base de la campaña lanzada por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) con el explícito lema de Mi coche, mis datos.

La FIA defiende el derecho de los conductores a decidir sobre la privacidad de los datos que generan sus coches y la posibilidad de elegir entre diferentes proveedores de servicios.

CESIÓN DE DATOS

Un sector muy interesado en tener acceso a los datos de los coches conectados es el de las aseguradoras. Los sensores instalados en esos vehículos actúan de hecho como una caja negra que registra los movimientos y la velocidad. En esos casos, los usuarios esperan que la compañía les haga una rebaja en el precio a cambio de permitirles el acceso a los datos de su coche, según una encuesta elaborada por la consultora Accenture.

Aunque la intensidad y las potencialidades de la conectividad en el automóvil irá creciendo, hoy ya es posible que un coche tenga funciones propias de una caja negra. Un ejemplo es la app de Seat, que permite grabar recorridos que podrían ser utilizados como pruebas en un accidente. Y el nuevo Citroën C3, que se fabricará en la planta de Opel de Figueruelas, va equipado con una cámara frontal.