Lo habitual es que los precios suban. O eso es al menos lo que solía ocurrir. Pero la inflación negativa se ha convertido en habitual y eso impacta en contratos y servicios que tienen como referencia el índice de precios de consumo (IPC), como los alquileres. Últimamente se han empezado a incluir en los contratos cláusulas para evitar reducir la renta en caso de inflación negativa.

El año pasado, un total de 10 de los 12 meses del ejercicio se saldaron con un IPC negativo. Si la revisión contractual correspondía a uno de esos meses y no se había previsto, el arrendatario debería haber bajado la renta al inquilino. Por ejemplo, si el alquiler era de 850 euros al mes y la revisión fue en noviembre, este debería haberse reducido hasta 847,45 euros.

Es por ese motivo por el que muchas inmobiliarias e intermediarios recomiendan incluir una cláusula de protección expresa. En general, si la inflación es ne