Cerraron los mercados mucho mejor que el viernes pasado, lo que se traduce en que los malos augurios posibles quedaron conjurados, al menos, para otras cinco jornadas de cotizaciones más. Los operadores del inmediato tampoco están entrenados para ver más lejos que el día a día, minuto a minuto, y el buen cierre semanal, que es el que acaba apareciendo en los gráficos de los diarios.

En Europa preocupaba durante toda la semana si el difícil y atascado estado de las finanzas griegas podría derivar en algún exabrupto que acabara en el bote de pintura roja de los parquets. No fue así, pese a que la reunión de ayer en Riga tampoco aportó atisbos de que podría encontrase una ruta de salida del laberinto griego. Total, una semana más de especulación sobre los pasos que habrá de seguir la UE si el tema griego se da por imposible. Otros dos parámetros de análisis, más técnicos que políticos, también ayudaron a apuntalar los índices. De un lado, el indicador de confianza empresarial alemán expresaba una confianza en la recuperación en marcha superior a la esperada. Del otro, la lluvia de resultados trimestrales de las grandes empresas europeas presentados a lo largo de esta semana ayudaba a que en los corros se dieran más órdenes de compra que de venta.

En el otro extremo, en Wall Street, volvía a apreciarse la buena marcha de las grandes compañías tecnológicas. Solo algunos agoreros advertían de que esa línea podía torcerse. Total, que el Ibex 35 recuperó ayer un 0,70% y en una semana el 1,28%, hasta los 11.505 puntos.