En las próximas semanas está prevista la aprobación, por parte de la Comisión Europea, del Plan de Desarrollo Rural de Aragón 2014-2020, un programa que cuenta con importantes medidas para favorecer la competitividad de nuestro medio rural, en el que la industria alimentaria juega un papel fundamental. Sin embargo, con la aprobación de este plan no estará hecho todo. La forma en la que se implementarán las diferentes medidas en él contempladas, promover la participación de las entidades ligadas al medio rural, la reducción de las trabas administrativas y, sobre todo, asegurar la cofinanciación comprometida serán clave para que sea una herramienta útil.

Sin embargo, en Aragón necesitamos algo más, un plus que nos permita llegar donde otros no llegan. Y no estoy hablando de presupuestos, que también, sino de colaboración. Porque los territorios verdaderamente competitivos, los que marcan las diferencias, no se distinguen únicamente por los recursos que son capaces de poner a trabajar a favor de sus sectores económicos. Hoy en día, los países y territorios competitivos son aquellos cuyos principales actores son capaces de trabajar de manera colaborativa, sumando objetivos y recursos con sus sectores económicos para que estos superen sus debilidades y vean potenciadas sus fortalezas.

En el sector agroalimentario de Aragón queda mucho por hacer en este sentido, aunque algo se va avanzando (cluster de alimentación, Alianza Agroalimentaria de Aragón...). Desde luego, lo que sí va a ser necesario es una escucha mucho más proactiva de las instituciones y sus representantes políticos hacia sus sectores económicos. Será la única manera de que los escasos recursos que pueda haber disponibles para impulsar nuestra economía se utilicen de la manera más acertada.

También desde las empresas se debe desarrollar esa cultura de la colaboración para afrontar retos de manera conjunta y conocer las experiencias de los mejores. Eso será lo que hagamos en la industria alimentaria el próximo 5 de mayo. Las pymes alimentarias de Aragón tienen una buena oportunidad para profundizar en los retos de futuro que aguardan a las empresas alimentarias: competitividad, marcas, consumidores, innovación, dimensión, neuromárketing, internacionalización... Será una oportunidad para las empresas, pero también para los representantes políticos de conocer las prioridades, preocupaciones y retos que tiene el segundo sector industrial en Aragón, entre otras cosas, porque aquellos que tengan la responsabilidad de formar Gobierno tras la cita electoral también deberían comprender, conocer y escuchar con atención a este sector para acertar con sus decisiones.