La comarca de Belchite, una de las más despobladas y deprimidas de Aragón, se prepara para un nuevo mazazo. La multinacional Delphi cerrará la longeva fábrica que tiene en esta población, la antigua CISA, dedicada al cableado para la industria del automóvil y principal centro de trabajo de esta zona. La marcha de esta compañía supondrá el despido de sus 50 empleados, en su mayoría mujeres, además de la pérdida de varios trabajos indirectos.

La dirección europea de la compañía comunicó esta decisión el pasado martes en sendas reuniones con el ayuntamiento de la localidad y el comité de empresa. Según fuentes del consistorio, la compañía atribuye su marcha a la finalización de los pedidos para Opel, para los modelos Meriva e Insignia, y a la imposibilidad de encontrar nueva carga de trabajo. Sin embargo, el anuncio del cierre no ha sorprendido a nadie. La estrategia de Delphi en esta última década ha estado encaminada hacia la deslocalización de sus factorías en la Europa Occidental en favor de economías emergentes con menos costes. En este contexto, el fabricante de componentes de automóviles, que fue filial de General Motors hasta 1999, ha cerrado en estos años casi todas sus factorías en España, entre ellas la de Tarazona, cuya clausura dejó en la calle a 320 trabajadores en el 2007.

La planta de Belchite, con más de 25 años a sus espaldas, llegó a contar en los mejores tiempos con 1.200 empleados. En el 2000 sufrió uno de los mayores recortes, con la salida de cerca de 400 personas. En el 2005, la plantilla era de 225 trabajadores, una cifra que progresivamente se fue reduciendo hasta los 50 actuales.

El alcalde de Belchite, Carmelo Pérez, expresó ayer su solidaridad y apoyo a los trabajadores. «Es un problema para toda la comarca. Trataremos de ayudar a revertir la situación», afirmó a este diario. El comité iniciará el próximo martes la negociación del cierre y reunirá a los trabajadores en asamblea para informar de la situación.