Las instalaciones de Destilerías San Valero en Cariñena acogerán en un plazo de tres años una planta piloto que será capaz de generar energía sostenible a partir de los residuos alcohólicos de baja calidad que se producen durante el proceso de destilación. La iniciativa, que se presentará hoy en un acto presidido por la consejera de Innovación de la DGA, Pilar Alegría, estará financiada en buen parte por la Unión Europea y su presupuesto alcanzará casi los 1,6 millones de euros. Además de la alcoholera aragonesa, el proyecto ha sido impulsado por otras cuatro empresas y entidades agrupadas en un consorcio.

«Lo que se pretende es poner en marcha la planta para saber hasta qué punto es viable y rentable generar electricidad con esta tecnología», explicó a este diario el gerente de Destilerías San Valero, Alberto Arellano. Unos 40 socios, entre ellos firmas como Bodegas San Valero, Grandes Vinos y Viñedos o Bodega Pirineos, forman parte de esta cooperativa de segundo grado que se dedica a recoger los residuos que se generan durante la elaboración del vino para transformarlos en alcohol. La sociedad, fundada en 1957 y con una treintena de trabajadores, produce diferentes alcoholes que luego vende a empresas que elaboran licores, cosméticos, combustibles o disolventes.

La planta piloto generará energía a partir de los residuos alcohólicos de la cooperativa. «El proyecto es interesante para nosotros porque obtendremos una nueva vía de ingresos y otra forma de dar salida a nuestros desechos», indicó Arellano.

La planta, que no ocupará más de 200 metros cuadrados y que podría crear algún puesto de trabajo, permitirá a Cariñena ser la punta de lanza de esta nueva tecnología dentro del sector.