La economía española sigue en el pelotón de las que solo aprueban, pero ya ha logrado un aprobado alto que la sitúa más cerca del notable. La agencia de calificación Standard & Poor's (S&P) elevó ayer un escalón, desde BBB a BBB+, la calificación de la deuda pública española. Ambos niveles reconocen al Estado español una "adecuada capacidad" para devolver la deuda contraída si bien se considera que la economía es aún vulnerable ante condiciones adversas.

La agencia justificó ayer su decisión por la eficacia que, a su juicio, han logrado las "dos rondas de reformas del mercado de trabajo desde 2010", que han contribuido a mejorar la competitividad de las exportaciones y del sector servicios, y también por las mejores condiciones financieras.

La agencia ha mejorado su calificación sobre España a pesar de que sus previsiones sobre crecimiento, empleo y déficit son peores que las formuladas por el Gobierno español y del riesgo de fragmentación política que se percibe tras las elecciones.

El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, interpretó ayer la decisión de Standard & Poor's como una "señal de confianza" en la economía española y en su evolución futura. De Guindos, también subrayó que S&P no cree que las incertidumbres políticas vayan a tener un peso importante en el futuro del país.

Pero no es eso lo que se desprende del comunicado emitido por la agencia norteamericana. "La posibilidad de un entorno político fragmentado después de las elecciones de este año también pueden conducir a desviaciones presupuestarias y en la aplicación de políticas estructurales, lo que podría poner en riego el déficit a medio plazo de España y los objetivos de crecimiento económico", se advierte.

La agencia, sin embargo, da por superado el riesgo de una secesión catalana, con la convicción de que "Cataluña seguirá siendo parte de España". Si sucediera lo contrario --advierte-- la solvencia de la deuda española se vería expuesta a una rebaja.

UN NUEVO AJUSTE S&P prevé que la economía española crecerá, en términos reales, a un promedio del 2,7% entre el 2015 y el 2017 (frente a su estimación anterior del 2,2%) y que, en términos nominales, el avance será del 4%, lo que, a su juicio, debe ayudar a corregir las cuentas.

Según S&P, el déficit del 2015 se situará en el 4,5% del PIB (frente al objetivo oficial del 4,2%). Para los tres años siguientes proyecta una senda de déficits del 3,5%, el 3% y el 2,7%, muy por encima de lo que prevé que Gobierno (2,8%, 1,4% y 0,3%)

Las peores perspectivas de S&P sobre el déficit "reflejan parcialmente la posibilidad de un cambio de política" que dará como resultado un ritmo de ajuste fiscal "más relajado". "En nuestra opinión, un mayor ajuste presupuestario será probablemente necesario si España quiere cumplir con el objetivo del programa de estabilidad de lograr unas cuentas casi equilibradas (déficit del 0,8% del PIB) en 2018".