Cuatro días más tarde que el año anterior. Los españoles dejaron de trabajar para el Estado a partir del 1 de mayo. El hecho de que se retrasara esta jornada significa que aumentó la presión fiscal, es decir, la proporción que los impuestos se comen de la riqueza total del país. Es la consecuencia de las subidas tributarias llevadas a cabo por el Gobierno, pero especialmente de la caída del PIB, que el año pasado fue del 1,2%. Eso hizo que la recaudación tributaria pasara a adueñarse de una mayor porción del pastel.

La presión fiscal del 2013 que el Ejecutivo incluye en la actualzación del programa de estabilidad (33,1%), está al nivel del 2008, el primer ejercicio de la crisis, pero aún dista del récord, el 15 de mayo, alcanzado con el 2007 como referencia, que fue el ejercicio anterior al estallido de la crisis. Traducida en días, el último dato de presión fiscal supone 121 jornadas de media para liquidar el IRPF, el IVA o las cotizaciones sociales.

Parece mucho, pero todavía está alejado de la media de la Unión Europea (UE), que son 148 días, lo que sitúa la jornada de libertad tributaria en el 28 de mayo, un día más tarde que en el ejercicio anterior. Y también de la media de la zona euro, que llega al 2 de junio.

Lo que los economistas liberales denominan el día libre de impuestos (tax freedom day) nació en EEUU y consiste en traducir la presión fiscal en el número de días que los contribuyentes necesitan, de media, para saldar sus obligaciones tributarias.

El dato lo utilizan para magnificar el esfuerzo que realizan los ciudadanos, sin relacionarlo con la necesidad de financiar el gasto público. Por su parte, los analistas progresistas lo relativizan y lo relacionan con el nivel de prestaciones y servicios sociales que proporciona el Estado. En España, el think tank Civismo se ocupa de calcular este indicador, pero lo hace sobre una renta media que se sitúa en unos 24.000 euros anuales, lo que retrasa el día libre de impuestos.

La tendencia en España es a que la fecha se vaya retrasando y adentrándose en el mes de mayo. Lo constatan las previsiones del Gobierno incluidas en la actualización del programa de estabilidad. Así, del 33,1% que sitúa la jornada libre de impuestos en el 1 de mayo se subirá progresivamente al 33,9% este año, al 34,2% en el 2015, el 34,5% en el 2016 y el 34,7% en el 2017.

Según el Ejecutivo, el aumento del peso de los impuestos se deberá a las figuras tributarias vinculadas al medio ambiente, pero especialmente a los efectos positivos de la reforma fiscal que entrará en vigor en el 2015. Esta, aseguran, favorecerá "la recuperación del crecimiento de aquellos componentes más importantes en la estructura de la recaudación, como el consumo privado, las rentas laborales e importaciones".