La crisis se ha cebado especialmente con las mujeres. Aunque en sus inicios castigó más a los hombres, la brecha laboral entre sexos no ha dejado de crecer en los últimos años. Actualmente, en la comunidad hay 53.300 desempleadas (frente a 43.800 parados) y la tasa de temporalidad y de trabajo a tiempo parcial femenina está a años luz de la masculina. El diferencial de la tasa de paro, por ejemplo, se ha ampliado a marchas forzadas desde el comienzo de la crisis: en el tercer trimestre del 2008 era de 1,89 puntos, mientras que ahora alcanza los 5,68, tal y como denunció ayer CCOO Aragón.

En concreto, y según la última Encuesta de Población Activa, la tasa de desempleo entre los hombres es del 12,39% y del 18,07% entre las mujeres. Hace siete años, el paro masculino se fijaba en el 5,60% y el femenino en el 7,49%. "El diferencial casi llegó a igualarse en el 2009, pero desde entonces ha protagonizado una escalada espectacular", subrayó ayer el secretario de Empleo de CCOO Aragón, Juan Carlos Cantín, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado del líder del sindicato, Julián Buey.

La temporalidad también se ha cebado tradicionalmente más con las mujeres. Actualmente, el 25,30% de las asalariadas tiene un contrato eventual, frente al 21% de los hombres. Además, solo el 6,4% de los ocupados tiene un empleo a jornada parcial, por el 26,2% de las trabajadoras. "Casi siempre es una parcialidad obligada porque es el único trabajo que se les oferta, no es verdad eso que dicen de que los eligen ellas por voluntad propia", denunció Buey.

En este sentido, lamentó que las mujeres acaparan más empleos precarios y peor remunerados, debido, por otra parte, a los sectores en los que trabajan. Así, el 85% de las ocupadas se dedica a los servicios, frente al 52% de los hombres. Por todo ello, Cantín subrayó que la población femenina ha sido "la más castigada durante la crisis".

UN SMI DE 800 EUROS

Por otra parte, Buey, que volvió a alertar de la caída de la población activa por el efecto desánimo y la fuga de mano de obra, exigió que los salarios no sean "los paganos en la salida de la crisis". A este respecto, reclamó un salario mínimo interprofesional (SMI) de 800 euros que tire de los sueldos para poder reactivar el consumo "de verdad". Además, pidió un nuevo marco laboral para subsanar las "desastrosas" reformas aplicadas, al tiempo que solicitó planes urgentes para generar empleo. "El Estado y la DGA deben activar medidas para mejorar el tejido empresarial porque se ha destruido mucha pequeña empresa", concluyó.